Viernes de Relatos
La amiga de Valentina trató de disuadirla aquella tarde en que se encontraba elaborando la lista aquella sentada en una banca en el jardín de su casa. Se mostraba insegura con respecto al resultado que podía tener emprender el regalo y entregárselo a Carlos.
- Si bien la idea me parece una locura - dijo su amiga - eso de obtener la verdad me parece muy acertado. Forzosamente consigues una de esas dos cosas. ¡No hay de otra! Pero qué tal que lo que obtienes es el rechazo absoluto de parte de él. ¿Vas a poder con eso? - observó a su tierna amiga, poseedora de un corazón tan frágil y enamoradizo que temía que se rompiera en el instante en que Carlos recibiera la caja - ¿Qué tal que se aleja de ti?
Valentina, dubitativa, sonrió a su amiga esperanzada. La espera que aguardaba no podía continuar más. Las ansias y el valor para descubrir la verdad superaban la posibilidad de un corazón roto. Necesitaba firmemente saber del modo más desesperado si podía ser correspondida o no por él. Así que sin las desperdiciadas persuasiones de su amiga en sus hombros, inició su lista.
En efecto, aquellas ideas fueron plasmadas en la hoja despertando la emoción que ella sentía por él. Revivió los nervios que le provocaba el tan sólo encontrárselo en el pasillo al toparse con él en el trabajo; y la respiración agitada que se echaba a andar en cuanto él marcaba a su teléfono con la intención de ir a comer juntos. Disfrutó contenta de esas sensaciones que le confirmaban que él no era sólo un amigo más, sino que él se había acurrucado a escondidas en lo más hondo de su corazón.
La lista de inicio fue superflua, pero los borradores le hicieron justicia a su cometido de plasmar la verdadera esencia de Carlos. Hasta la sexta lista consiguió evidenciar lo más secreto de su ser; y fue entonces cuando se sintió satisfecha con el resultado. Aún a sabiendas de la opinión de su amiga, se la mostró, pues si en algo necesitaría ayuda, sería en conseguir los objetos que integrarían el regalo.
Su amiga desenrolló el papel y leyó con cautela. En cada renglón se asustó más. Miró a Valentina y ella le sonrió con picardía.
- ¿Estás loca?
**No te pierdas la continuación el próximo viernes en "Viernes de Relatos"