Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


viernes, 18 de mayo de 2018

"Cinco citas y te mando a volar" Parte IV


Viernes de Relatos


"Dijiste que tenías novia"

Respondí al mensaje

"No, no nunca dije eso"

"Claro que sí, la chava a tu lado, era tu novia"

"¿La chava a mi lado?"

"Sí, en el restaurante, ese día, la que estaba sentada a tu lado. Era tu novia, eso dijo tu amigo"

"No es mi amigo"

"Ah, ósea que ya sabes a quién me refiero"

"Sí, pero él no es mi amigo"

"Como sea... ella es tu novia"

"No es así... es una larga historia"

"¿Larga historia? Pues si vale lo suficiente para aclarar las cosas, que no te dé flojera contarla"

"Está bien..."

Transcurrió media hora antes de que continuara escribiendo. Sospechoso...

"Natalia es una amiga. Una buena amiga. Y el tipo que conociste, es amigo de ella"

"No me estás contando nada nuevo..."

"Calma. Él la ha acosado por meses, insistiéndole que sea su novia. Ella le ha dicho que sólo lo quiere como amigo, que no va a estropear su amistad, pero él persiste en su lucha al punto de hartar a mi amiga. Como aquella vez Natalia quería festejar a su amigo y sabía que era amigo en común de este tipo, me ha pedido que le ayude a montar un teatro. Me pidió de favor fingir que estamos juntos para acabar con su ilusión y así le deje en paz".

Es un hecho plausible que existan esta clase de favores entre los amigos, pero aún así resulta sospechoso. Aquella noche no parecía tan descabellado que él gustara de ella y viceversa. Aunque bien es real que sus ojos estaban puestos en mí y no en ella. Sin embargo, me parece bastante extraño y decido mantener un dejo de duda por si acaso.

"No tienes novia entonces"

"Te he dicho que no"

"Está bien"

Dejo el celular y sigo con mis cosas. Pasan unas horas y el celular me anuncia un mensaje de texto.

"¿Saldrás conmigo?"



**No te pierdas la continuación en el próximo "Viernes de Relatos"



viernes, 11 de mayo de 2018

"Cinco citas y te mando a volar" Parte III


Viernes de Relatos


- Tiene novia

- Tienes un punto - concluye mi amiga y deja de insistir en que le escriba y le cite para salir. Si algo tengo claro, es que si está ocupado con otra, yo no voy a interferir.

Este día Sergio me ha escrito bastante. Me pregunta cómo estoy, qué hago, si ya desayuné, si ya comí, pero le contesto lo mínimo necesario. Y no hago preguntas sobre él. Espero que se canse pronto y él solito se percate de que no encontrará nada conmigo.

Da la noche y voy a casa. El celular vuelve a sonar. Miro la pantalla. Es otro mensaje de Sergio. ¡Qué terco es! Le contesto: "En casa" Me escribe: "¿Quieres salir? Aún es temprano" Miro el reloj. Son las ocho. Para quienes gustan de salir a bailar es bastante temprano, para mí, va siendo hora de dormir, es día entre semana, ¿quién saldría cuando al día siguiente hay que madrugar para ir a trabajar?

No le contesto y dejo el celular en mi buró. Busco la pijama y me pongo mis pantuflas. Voy a la cocina a buscar cereal con leche. Miraré un poco de televisión y luego, a dormir. El celular vuelve a sonar. Me echo un bocado a la boca y mientras mastico miro la pantallita. Otra vez Sergio... ¿Qué quiere? "No contestaste. Estás muy cortante conmigo. ¿Puedo saber qué ocurre? ¿He sido grosero, he hecho algo mal?" Finalmente parece entrar en razón, así que le concedo una respuesta. "Tienes novia Sergio, por favor no me molestes" Dejo el celular. He sido clara y me siento orgullosa de mi actuar. Su novia me lo agradecerá aunque nunca lo sepa. El celular vuelve a sonar. Vaya que si es terco. Miro la pantallita, ahí está un mensaje suyo. "Disculpa, pero... no tengo novia" Se me hiela la piel. Es posible que se me culpe de tener mala memoria. A veces olvido detalles importantes como pagar la tarjeta de crédito el día que hay que hacerlo o cuidar la comida de la estufa para que no se queme, pero este dato cultural no puede ser que lo haya olvidado o malinterpretado siquiera. Tenía novia, eso dijo su amigo y... Natalia no objetó ni él.

En pleno desconcierto, ignoro qué debo contestar. Así que dejo el celular sobre el buró y apago la televisión. Me acabo el cereal vorazmente y me recuesto para descansar. Mañana resolveré el misterio. No tengo ganas ahora. La posibilidad de un malentendido me molesta. Yo no puedo estar tan equivocada...



**No te pierdas la continuación en el Próximo Viernes de Relatos


viernes, 4 de mayo de 2018

"Cinco citas y te mando a volar" Parte II


Viernes de Relatos


Hoy es viernes. Se espera de mí que esté fuera de casa, disfrutando de la noche en algún sitio atiborrado de gente. Este día será así. No por mi gusto, sino un poco obligada por cumplir la promesa hecha a un amigo, uno al que además hace tres años no veo.

Me arreglo apenas. Pantalones de mezclilla con una blusa coqueta del mismo color rojo vino que los zapatos que he elegido para usar. Las nubes en el cielo auguran lluvia, así que saco del ropero una gabardina color beige que me haga el favor de evitar mojarme. El maquillaje lo llevo natural, nada que sorprenda y mi cabello apenas lo he acomodado. Mis ondas rebeldes se encargan de advertirle al mundo lo inapetente que estoy de salir.

Llego a un restaurante en el que ya me espera mi amigo, acompañado de sus otras amistades que están sentadas alrededor de una gran mesa rectangular. Para mi desgracia, los asientos a su alrededor están ocupados, por lo que me designan una silla en la orilla, acompañada por desconocidos.

Me van bien las relaciones públicas, es decir, puedo hacer conversación hasta con las piedras. Por ello, me presento amablemente y me dispongo a convivir. Un rato, sólo un rato espero permanecer aquí. Dos horas y media de mi presencia harán de la promesa un trato justo.

El joven a mi lado es coqueto por naturaleza, así que no tarda en interrogarme. Edad, ocupación, domicilio, pasatiempos, comida favorita, estado civil... quiere saberlo todo. Yo contesto una evasiva: sólo contestaré a una de todas esas. ¿Cuál quieres saber? Mi pregunta capta la atención del joven frente a mí al otro lado de la mesa y de inmediato voltea a verme interrumpiendo la conversación con la mujer con quien hablaba.

- ¿Sólo una? - queda meditabundo el primero.

- Estado civil - se entromete el segundo. Le volteo a ver. Es guapo.

- Soltera - digo con una sonrisa perspicaz.

El primero, golpeado en su orgullo, reacciona pronto y se anticipa a mediar una presentación.

- Ella es Natalia y él es Sergio, su novio - puntualiza con precisión para ganar la batalla.

- Ah, ustedes se conocen... - ahondo un poco más en los puntos que conectan a estos curiosos individuos.

- Sólo conozco a Natalia. Es una... amiga - inevitable percibir el tono decepcionado en su voz.

Sergio me mira sonriendo, con esos ojos clásicos de un hombre dispuesto a salir a cazar. ¡Qué descaro, está junto a su novia! Rápidamente le volteo la cara y me enfoco en la desesperada coquetería del otro. Como no ha podido obtener más detalles sobre mí, no le queda de otra más que hablar de él y se conforma.

Mientras la conversación fluye, miro de reojo a Sergio. Y de vez en vez encontramos miradas. Queda claro que está distraído conmigo y le presta tan poca atención como la que yo le presto a mi interlocutor. En eso, el reloj se encarga de marcar la hora de despedirme.

- Es tarde y mañana me levanto temprano. Fue un gusto conocerte - anuncio cordialmente para levantarme y del resto de los comensales me despido con un ademán. Estoy por dirigirme en busca de mi amigo al otro lado, cuando Sergio se levanta y me alcanza en el primer paso que doy. 

- ¿Me das tu teléfono? - lo miro anonadada - ¿O se lo pido a Juan?

Sin escapatoria, yo misma se lo doy.



**No te pierdas la continuación en el Próximo Viernes de Relatos