Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


viernes, 12 de febrero de 2016

"Mesa para una" 9o. parte


Viernes de Relatos

- Sigue contando, por favor.

De acuerdo. Me dediqué a arreglarme casi dos horas. Estaba tan entusiasmada con el plan que quería asegurarme de lucir increíblemente hermosa y por qué no, seductora. Armé un atuendo con lo que tenía en la maleta, pues no esperaba un plan tan espectacular. Unos pantalones negros ajustados y entubados y una blusa de tirantes color azul rey hicieron la perfecta combinación. Me peleé con la secadora de cabello del hotel, puesto que se calentaba de más y se apagaba constantemente. Maquillaje con sombras oscuras, zapatillas de tacón y un lindo collar completaron mi atuendo.

Andrés llegó a la hora prometida. Qué puntual; lo alabé. Abrió la puerta del coche para mí. ¡Qué caballerosidad! Para cuando arrancó, me tenía totalmente embelesada con sus detalles. Continuamos nuestra charla y llegamos a un lindo restaurante en el que ya nos esperaban sus amigos.

Al entrar, descubrí la mesa en la que cinco hombres aguardaban nuestra llegada. Sólo una mujer estaba ahí, sentada a lado de uno de ellos. A decir por la forma en que sus manos se entrelazaban y se acariciaban, pude inferir que se trataba de su novia. 

- Te presento rápidamente: Juan, Pepe, Gerardo, Diego y Santiago... y ella es su novia Renata.

Me senté con ellos y pedimos algo de comida al centro. Andrés no tardó en contarles la historia sobre mi lista de asuntos por hacer. Lo cierto es que se entretuvieron dando sus opiniones. Renata fue la única que realmente prestó atención al motivo que inspiró la lista: la posibilidad consecuente de encontrar un hombre, por lo que, como buena mujer, se aseguró de dejarme claro que Santiago no era una opción a considerar.

Pero Andrés era libre... Suspiré mientras le observaba apoderarse de todo el espacio. Rió a carcajadas de las buenas bromas, se dirigió con soltura al mesero y con una sonrisa al final de cada enunciado consiguió que nos atendieran como reyes. Andrés, quien se sentó junto a mí, de pronto tuvo una iniciativa que detuvo mi respiración por un instante: colocó su mano en mi pierna.

¿Qué debí hacer?

No fue precisamente grave, pero algo debió significar. Así que me concentré en leer las siguientes pistas empeñada en comprender sus motivos. Tanto lío mental me hizo sentir una novata que ni idea tenía de lo que pasaba.

Su mano se aventuró en tocar mi hombro. Su cuerpo lo acercó al mío varias veces, con pretextos como la necesidad de alcanzar la sal al otro lado de la mesa. Me murmuró al oído en algunas ocasiones para decirme cosas que sólo a mí me incumbían. Su respiración tocando la piel de mi rostro me hizo cosquillas.

¿Estaba coqueteando?

- Amiga, creo que empezó el coqueteo desde mucho antes... - me interrumpió de repente. - Pero sigue, por favor.

Llegamos al antro. ¡Puestísima para bailar y no dejar de hacerlo! Así que apenas escuché la primera canción, le tomé de la mano a Andrés y lo invité a bailar. Sorpresa me llevé cuando me percaté de que no pretendía seguirme. 

- No me gusta bailar, prefiero beberme algo acá con mis amigos - sentenció.

¡¡¡¡Noooooo!!!! Todo marcahaba perfectamente. El mundo se vino abajo. Mi película mental y mi título de "Señora de Andrés" me habían sido arrebatados. Sintiendo el fracaso y la ilusión rota, le solté de la mano y le miré absorta.

- No te preocupes, yo bailo contigo - salió al rescate alguien a quien tardé en reconocer debido al trance del que despertaba. Se trataba de Santiago. ¡No, tú no, Renata va a matarme!

- Renata tampoco baila... y siempre me quedo con las ganas de hacerlo. ¿Bailamos?

Renata me miró como el cazador a su presa. Podía elegir no aceptar la invitación, pero desperdiciar la oportunidad de bailar me pareció inconcebible. "Una sola canción.... qué digo, un par de canciones no pueden hacerle daño a nadie"

Y acepté bailar con él.

- Me suena a que firmaste tu sentencia de muerte - declaró mi amiga. 

- Más o menos... - sonreí traviesa al confesar el inicio de un lío.



**No te pierdas la continuación en el próximo "Viernes de Relatos"!!!!!

viernes, 5 de febrero de 2016

"Mesa para una" 8o. Parte



Viernes de Relatos


Andrés resultó bromista y buen conversador. En la comida fue él quien ordenó la especialidad de la casa y lo que, según su parecer, era obligación de mi parte degustar. Yo, obediente, probé cada una de sus sugerencias y encantada descubrí su buen gusto.

- Una lista. - reflexionó entre un bocado y otro - Es un trato interesante. ¿Y cómo te ha resultado hasta ahora?

- Muy divertido, aunque confieso que al inicio me pareció una terrible idea.

- Vamos, no puede ser tan malo.

- ¡Claro que sí! Cuando llegué al restaurante me congelé y tuve que salir corriendo de ahí. Y ni se diga de cuando mi hermosa perrita estuvo a punto de perder la vida en una pelea callejera. - Andrés me echó una mirada incrédula - Está bien, lo reconozco... estoy exagerando. Pero sí me puso nerviosa...

Andrés me escuchó atento y se rió de mis chistes y ocurrencias. Le platiqué sobre mi trabajo, mi amiga y cómo antaño podía pasar las noches en la oficina. Con aquella lista de cosas que hacer, mi vida cambió y se me antojó interesante. La vida lejos de la computadora y el trabajo se volvió atractiva.

- Me parece entonces que este viaje debes llevarlo a otro nivel - sugirió adoptando su papel de anfitrión a lo que es la vida.

- ¿Y qué plan tienes en mente? - de pronto me descubrí negociando con un completo extraño. Mi conciencia estaba lista para evaluar la propuesta.

- Un que ya tenía elaborado para hoy. Ir a cenar con un par de amigos, con los que luego iré a bailar. ¿Te animas?

Desconfié un poco de mi osadía, tal vez unos cuantos límites me harían bien. Sin embargo, la sensación de la inhóspita aventura me invadió totalmente; así que acepté luego de insistirme un par de veces.

- Te llevo a tu hotel por si quieres cambiarte de ropa - me sorprendió tanta empatía - ¿Ah poco no son así las mujeres? Quieren estar vestidas para la ocasión.

- ¿Cómo lo sabes?

- Aún cuando las cosas no funcionaron, si algo aprendí de mi ex fue eso y otras cosas más...

Sin novia. El guapo Andrés no tenía novia. Casi como un reflejo inherente a mi estado condicionado a soltería involuntaria, proyecté una película mental en la que él se enamoraba de mí y yo de él y salíamos y nos divertíamos hasta hacernos una pareja.

- Entonces, ¿qué dices?

Esta tenía que ser una de esas oportunidades a las que se refería mi amiga. Mismos gustos, mismas pasiones, mismas actividades... ¡mi hombre podía ser Andrés! "La señora de Andrés" fue el título que adopté enseguida.

- Me parece bien. Acepto tu idea.

- Ya estamos entonces. - decretó - Estoy seguro de que la pasarás bien...

Entonces mi amiga interrumpió mi relato abruptamente.

- ¡¡¡Eso suena extremadamente comprometedor!!!

Me reí a carcajadas y aclaré: Espera, que hasta ese momento no había pasado nada... luego, pasó de todo.



**No te pierdas la continuación en el próximo "Viernes de Relatos"!!!!