Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


viernes, 26 de agosto de 2016

"Puedes besar a mi ex" 10o parte


Viernes de Relatos


Un parque a la mitad de la noche es el discreto testigo que escuchará nuestras últimas confesiones. Aún con el sentir de la culpa por reencontrarse conmigo, se envalentonó para reunirnos y así concedernos una inocente charla con tintes de ilusión y añoranza disimulada.

- Háblame de ella.

No quiero hablar de ella, pero es el único inicio lógico que vislumbro para esta conversación. Él sostiene su cabeza con las manos mientras sus brazos se recargan sobre sus piernas. Se revuelve el cabello con sus dedos y clava la mirada en el pasto.

- Ella... tú no eres ella - dictamina sin revisar el caso.

Me sonrojo y siento el calor de la esperanza cobijarme de la brisa del frío que ha dejado la lluvia al terminarse. Se me antoja hilvanar cumplidos y piropos que prosigan con su dulce conflicto, pero me contengo prudente, procurando dilucidar entre el miedo y el arrepentimiento real. 

- No éramos perfectos, pero éramos tú y yo.

Mi respiración se agita. Sudan mis manos. Si su intención no es la de robarme un suspiro lo está logrando sin querer. Quiero acercarme, sentirlo a mi lado como antaño. Me desespera la distancia entre su cuerpo y el mío.

- ¿Por qué terminamos? - me pregunta. Si espera una respuesta no la obtendrá. Me hundo en el silencio. - Ella sabe esperar. No tengo que llamarle enseguida ni a una hora fija. Se conforma si la llamo una o diez veces al día. Nunca protesta y siempre sonríe. Es paciente con mis tiempos y enfados. Mis caprichos los entiende, no requiere explicaciones... ¡parece tan conforme!

Diferente a mí. Ella es distinta a mí. Dejo escaparse un respiro de resignación. Si bien aquello no fue motivo de peleas entre nosotros, conmigo había que seguir ciertas rutinas para mantenernos funcionales. Acuerdos que por lo visto, le pesaron una o varias veces.

- Ella no me exige como tú. No me pide esforzarme. No me pide nada, me acepta así como soy. Sin más ni menos. ¿Estará bien?

La emoción optimista de una reconciliación se apaga de súbito. Extraña lo que fuimos, pero ella lo quiere sin promesas ni expectativas. Es sólo que nuestro recuerdo se compara constante en esta inevitable despedida. Es preciso decirnos adiós.

- Pablo, no hay mejor relación que aquella en la que sólo pides al otro ser él mismo.

Él me miró a los ojos con lágrimas inundando sus ojos. Se encontró con los míos profundamente, como si tratara de disculparse por tantos años dispuestos para mí sin desembocar en un final así. Nos quedamos callados sin necesidad de contarnos más explicaciones, ni razones para dejarnos ir. Él será feliz, lo leo en sus pupilas temblorosas, que se asinceran de a poco conforme recupera su increíble sonrisa.

De pronto, abreviando el instante, formula la pregunta que turba nuevamente mi paz:

- Entonces, ¿irás a mi boda?

Maldita sea...



**No te pierdas la continuación en el próximo ¡¡"Viernes de Relatos"!!








viernes, 19 de agosto de 2016

"Puedes besar a mi ex" 9o. Parte


Viernes de Relatos


Se llama Alfonso, pero todos le dicen Poncho. Tiene mi edad. Es guapo y me encanta su abundante cabello negro. Es más alto que yo y delgado. Es bastante sarcástico y posee un ácido humor. Le encanta la fotografía así que va por todos lados tomando fotos. Ha aceptado ir a la boda conmigo para practicar con su cámara. Dice que un día será el fotógrafo más buscado para capturar los momentos en que la gente se dice sí en el altar. Así que mientras él hace su práctica profesional en el evento, yo me encargaré de presenciar la despedida definitiva de mi historia con Pablo.

Pablo permanece en la incertidumbre pues no hemos contestado a su pregunta. Que siga ignorando quién desesperadamente necesitaba un acompañante. Que siga imaginándose lo que quiera, que lo carcoma la curiosidad... por mi parte, ya tengo pareja para la boda, así que sólo me queda diseñar un look que me haga justicia ese día.

Por eso este viernes he decidido quedarme en casa mirando videos de tutoriales para hacerme el maquillaje que combine con mi vestido color coral y el peinado que mejor le quede al conjunto.

Me imagino ahí, en Cuernavaca, con el calor combatiendo con mi cabello, esponjándolo y deshaciendo lo que he tardado horas en domar. El maquillaje, de no tener cuidado, lo sudaré. Y ni se diga si llevo tacones afilados, me enterraré en cada paso que dé en el pasto. Necesito que todo esté elegido estratégicamente para lucir increíble durante cada segundo que dure la tortura.

Así que miro vídeos de a montón y me concentro en elegir los mejores.

Suena mi celular. Es viernes por la noche, así que tengo la ligera sospecha de quién puede ser...

- Hola Pablo - contesto el teléfono. Ahora recuerdo su duda en el aire que dejé flotando.

Sin planes no tengo mucho qué compartir, así que él lleva la conversación. Me cuenta que ella se ha apoderado de todos los detalles de la organización de la boda. Típico en las mujeres y él sólo asiente de vez en cuando. Eso lo alivia porque al parecer han tenido una riña por no ser capaz de distinguir entre el rosa pastel y el fucsia. Mi risa fingida acompaña lo aparentemente gracioso de su anécdota. No tengo ánimos de hablar con él.

-  ¿Has encontrado a alguien que te acompañe a mi boda? - pregunta en seco. Sin advertencias, sin suavizar su pregunta, sin nada que evite sentir la parálisis de haber sido atrapada.

- Sí - me apresuro a contestar.

- Vaya... qué bien. - se resigna - Supongo que será alguien perfecto para ti.

¿Perfecto? ¡Es un hombre que alzó la mano a una solicitud desesperada en un muro de FB! ¿¿Qué perfección puede poseer?? Este hombre ha perdido sus cabales...

- Mereces estar con alguien que te quiera... - continuó.

¿¿A qué viene todo esto?? Está perdiendo el juicio. Súbitamente me enojo. No puedo con su falta de realidad.

- Sólo me está acompañando a tu boda. Sólo eso. No es mi novio, no es mi pretendiente. Ni siquiera lo conozco. Déjate ese discurso de lástima para luego - le objeto con brusquedad.

- Ya, ya... entiendo. No te enojes. Es sólo que... 

Lo escucho titubear. Descifro inseguridad en sus palabras. Un silencio penetrante se adueña de nosotros dos. Pablo está triste, lo siento en la manera en que se contiene.

- Eres increíble y te dejé ir.

Por un instante una sensación maravillosa y emocionante se apodera de mis nervios, que siento uno a uno encenderse recorriendo toda mi piel. Sin embargo, mi defensiva postura no me permite conmoverme sin razonar que lo que escucho no son más que los miedos prenupciales. Y con nostalgia reconozco que sólo se trata de eso, porque sé bien que la decisión que tomamos no tiene marcha atrás.

Él termina la llamada sin esperar una respuesta de mi parte.

Telefoneo a mi amiga movida por mi ansiedad. Le comparto lo ocurrido y ella sólo se atreve a preguntar:

- ¿Y si no son nervios prenupciales y es la verdad?

Mi ecuanimidad se desvanece ante la diminuta posibilidad. Una lágrima se escapa y resbala por mi mejilla. Me inunda la confusión de la esperanza que sutilmente se asoma. Y la pregunta me acosa inquietante: ¿Será que no debimos decirnos adiós?




**No te pierdas la continuación en el próximo ¡¡Viernes de relatos!!


viernes, 5 de agosto de 2016

"Puedes besar a mi ex" 8o. Parte


Viernes de Relatos


Declarado. Tras dos semanas de buscar. no hallamos a nadie que cumpla con el perfil al ciento por ciento.

¿Será que estoy destinada a no ir a la boda?

- Nada de no ir a la boda. Tienes que ir, ese punto ya lo teníamos resuelto - recuerda mi amiga intensamente.

En mi lista de amigos, conocidos y gente que ocasionalmente se aparece en mi vida, nadie cumple con el requisito. Así que con ánimo desesperado, miro a mi amiga, quien no deja de mirar su muro en Facebook, y le ruego así sin más: "¡¡Preséntame a alguien!!"

Mi amiga abre enormemente los ojos y me mira extrañada. Tal vez mi súplica no le ha parecido del todo buena idea.

- ¡A quién te voy a presentar con esas cualidades! Si conociera a alguien así probablemente sería su novia - se ríe sarcásticamente. - Tengo una mejor idea.

Entonces se devuelve a su celular y escribe rápidamente en su muro un aviso que llega al mío como notificación. Me apresuro a leerlo, ¿qué se le ha ocurrido a esta mujer?

Solicito acompañante para una boda. Indispensable ser guapo, criticón, brillar en sociedad, saber tratar a una reina, bailarín y sin expectativas de romance de ningún tipo.

A la mitad de un soponcio, descubro que la popularidad de mi amiga supera las dimensiones que yo imaginaba. Las respuestas a su solicitud aparecen una tras otra a tal velocidad, que es difícil seguir el ritmo en su lectura.

- ¡Qué fácil resultó esto! Aquí seguro encontramos a alguien para ti - se proclama la amiga más avispada del universo entero.

Me entusiasma la cantidad de opciones que existen. Nada mal. Doy clic en los perfiles que parecen más atractivos a mis ojos y husmeo un poco en sus álbumes de fotos. Le sonrío a mi amiga, en verdad el final de esta búsqueda se vislumbra cercano.

Sin embargo, cuando logro elegir dos opciones interesantes para mostrarle a ella, un comentario más aparece al final de la lista. Ambas miramos nuestro teléfono paralizadas al leer el nombre del autor del mensaje.

Una boda... ¿El acompañante es para ti o para alguien que conozco?

Es Pablo.

- ¡Pablo está en tu lista de amigos! - reclamo exasperada y con la pena pintando mi cara de rojo escarlata. - ¿No se te ocurrió evitar que él lo viera? ¡¿No se te ocurrió que él te asociaría conmigo sabiendo que eres mi mejor amiga?!

Nos quedamos en silencio mirándonos sin saber qué contestar, con los dedos sosteniendo con fuerza el aparato y amenazándonos por si acaso una comete una imprudencia.

No estamos obligadas a dar ninguna explicación.

No tenemos por qué responderle. Son demasiados mensajes los que aparecen. ¿Quién se toma el tiempo de contestarles a todos?

El mensaje de Pablo desazona mi triunfo de haber encontrado candidatos. Sus preguntas consiguen colarse en mi pecho y apretujar mi corazón. Siento un profundo hundimiento que me encara con la realidad.

¿A quién engaño?

Me siento triste.




**No te pierdas la continuación en el próximo "Viernes de Relatos"!!!!!!!