Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


viernes, 10 de julio de 2015

Fíjate en mí (3o. Parte)



Viernes de Relatos


El libro tenía 600 páginas.


Yo iba en la décima.


Jamás terminaría de leer ese libro. Primero terminaría el ciclo escolar antes de que yo llegara a la última página. Tal vez en verano pueda salir con él. Cuando todos nos despidiéramos y nos fuéramos a las vacaciones de verano, aparecería él y le diría: ¡Por fin terminé! Con suerte se acordaría de mí...


- Hay más formas de enterarte qué dice el libro. ¡Deja eso de una vez! - exclamó Marisol cuando me descubrió soñando despierta recargada en la mesa de la cafetería con el libro abierto frente a mí.


- ¿Qué es lo que propones?


- Busquemos el título en internet. Seguro hay un resumen que puedas leerte y así te evitas la tortura.


- Pero eso sería... mentir.


- Mira - empezó su explicación - no es que esté yo a favor del engaño, pero seamos honestas. Lees tremendamente leeeennntttooo. A ese paso otra te lo va a quitar. Propongo que para nuestros fines, busquemos el resumen, algunos datos curiosos, algunos fragmentos del libro y te los leas para poder sacarte la cita con él. ¡El objetivo es la cita, no incrementar tu cultura!


Tenía razón. Tal vez podría seguir leyéndolo después, con más calma. Ese día lo indispensable era tener un pretexto para salir con él. Así que internet nos sacó del lío. Me aprendí los personajes principales, secundarios, tramas, giros inesperados, datos y fragmentos. Con toda la investigación me sentí segura para enfrentar cualquier tipo de pregunta. De hecho, Marisol simuló ser él por un momento y me cuestionó sobre el libro como si estuviéramos en ese café sólo nosotros.


- Estás lista.


Música para mis oídos.


- Ahora debes buscarlo tú.


¿YO? Me puse nerviosa de sólo pensarlo. Si jamás le he buscado, por qué iba a hacerlo ahora. Ese plan no me convencía en lo absoluto. No iba a conseguir invitarlo a salir.


- ¡Tienes que hacerlo! Ármate de valor y lánzate.


Tardó como dos horas en convencerme y en darme algunas sugerencias de frases con los que podría comenzar la charla. Y es que el mayor inconveniente es que no había forma de hacerlo a solas, porque el siguiente sitio donde sabíamos que era fácil de encontrarle, era en la cafetería comiendo chilaquiles.


Así que ahí estaba yo otra vez. Respirando para dominar mis nervios. Inhalé, exhalé, inhalé, exhalé...


- Hola... - me miró - no sé si me recuerdes... no, no... sí debes recordarme... digo... el libro... El libro - volví a respirar, cosa que ya no estaba haciendo - El libro que me dejaste leer.


- ¿Ya lo terminaste?


Me quedé en silencio sonriendo


- Vaya que eres rápida, una semana nada más.


Mantuve mi sonrisa fijamente, como si posara para algún escultor que tomaba mi retrato.


- Pues bien. ¿Qué te ha parecido? Toma asiento, acompáñame mientras como. ¿Quieres algo?


Por más que la cafetería debía serme un sitio familiar para sentirme en confianza, en ese instante me resultó el lugar más aterrador del planeta. Me senté en la silla frente a él y coloqué el libro entre nosotros.


- Me gustó - dije a secas.


- A mí me fascina. Es mi favorito, ¿sabes? No me canso de leerlo. Aún cuando sé cuál es el final, cuando lo leo algo pasa que se me olvida. Cada vez es como la primera vez. Eso es lo que lo hace especial.


¡Ah, me encanta! Poco a poco comencé a relajarme. Después de todo, él era quien llevaba la plática y no me hacía preguntas. Así era fácil mantenerme ahí. Asentía o negaba con mi cabeza, me reía de sus chistes y me ponía seria cuando el comentario lo ameritaba. En eso, llegó mi turno de hablar.


- Me ha gustado, mucho. Es todo lo que has dicho - me reí justificando que no tuviera nada más que decir.


Él me miró alegre. Me concedió guardarme mi crítica del libro, lo que no evidenció el que no la tuviera.


Quisiera decir que charlamos por horas, pero el recreo no duraba tanto. Así que el timbre nos interrumpió y no quedó más que despedirnos.


- ¿Nos veremos otra vez? - por fin cobré valor.


- Claro, los viernes entreno en las canchas - sí, lo sabía eso también - podemos vernos luego de eso y podemos ir a otro lado que no sea la escuela.


¡¡¡Eso sí me sonó a una cita!!! ¡¡Nervios, nervios!!






**No te pierdas la continuación en el próximo ¡Viernes de Relatos!

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