Viernes de Relatos
Viernes por la noche. Estoy esperando a que llame. Ya pasan de las diez. Aunque es tarde, él sabe que no me molesta que llame a esta hora. Él es de los de confianza que tienen permiso de despertarme a las dos de la mañana marcando a mi celular. Eso no ha cambiado en lo absoluto.
Sin embargo, es raro que no haya llamado aún. Sabemos que ambos salimos a bailar, cenar o lo que sea en este día, así que por lo general nos comunicamos antes de las ocho para contarnos el plan que tenemos y desearnos una buena noche de diversión y tal vez darnos uno que otro consejo para ligar. Claro, esto dejo de ser parte de la charla hace semanas, porque él ya no requiere de mis consejos en este tema... ¡y ni así se le ocurre que puedo estar sospechando que está con otra!
Al fin suena el teléfono.
- ¡Hola, Elena! - me saluda entusiasta.
- Hola, Pablo, qué tal tu día. ¿Qué hay de nuevo? - pregunto sabiendo la respuesta, pero no dice nada.
Básicamente me cuenta sobre su semana. El trabajo, lo mismo de siempre, un jefe fastidioso que no deja de buscar errores en todo lo que hace. Su familia, todos bien de salud y planeando las vacaciones de verano. Sus amigos, mismas ocurrencias, mismas locuras, mismos líos. ¿Y él....?
- Tranquilo todo, muy tranquilo - esa es su respuesta. Está dispuesto a evadir la noticia. - Cuéntame de ti.
Yo le cuento lo mío, pero no tan mío. Esas ideas que se sacan en momentos en que necesitas hablar de ti pero sin abordar tu vida realmente personal. He contado sobre mis aburridos días en el trabajo, lo divertido que es estar con mis amigas y... me detengo. No hay más qué decir.
- ¿Saldrás esta noche? - me pregunta.
- No. Esta noche no.
Estoy demasiado cansada para salir y no estoy de humor para la probable entrevista social a la "ex" sobre su opinión del futuro matrimonio.
- Yo sí saldré.
Obvio. ¿Por qué no iba a hacerlo? Seguramente irá a festejar el compromiso. Contará cien veces cómo armó el plan para pedirle matrimonio. Repetirá incansable el discurso que corrigió y repensó para declararle su amor. Ella, quien apuesto estará ahí tomando su mano, endulzará su sonrisa cada que le pregunten: ¿Y lo sospechaste o fue sorpresa? Y tontamente conmovida por la emoción y el nerviosismo de la propuesta, dirá entre risitas, que jamás imaginó que se avecinara. Mostrará su dedo y le besará a él en los labios.
Pues bien, si para eso sale esta noche, que vaya y se divierta. Yo pretendo esta noche desconectarme del mundo para amanecer repuesta de esta turbulencia.
- ¡Pues pásala bien! Diviértete... - y que me atrevo a decir una impertinencia - recuerda poner en práctica tus mejores tácticas. Igual y estás de suerte esta noche y pescas a alguien.
Hay silencio al otro lado de la línea. Expectante, no me atrevo a ser yo quien vuelva a hablar.
- De hecho, Elena - dice en tono serio y muy formal - sé que no está en nuestro acuerdo vernos, pero ¿podríamos hacer una excepción y tomarnos un café para hablar?
Impertérrita y con la sangre helada, trago saliva. Sé perfectamente de qué va.
**No te pierdas la continuación en el próximo ¡¡Viernes de Relatos!!
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