Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


viernes, 25 de noviembre de 2016

"Ya no somos novios" 8o. Parte Final


Viernes de Relatos


Nos encontramos a solas. Él y yo. Nadie más. El silencio entre ambos se me antoja ininterrumpible. No quiero ser yo quien pida una explicación, pero reconozco que sin ella no puedo despedirme.

- Ya no vives donde antes... - suelto en una penosa confesión.

- ¿Has ido a mi casa? - pregunta admirado - ¿Por qué no me lo has dicho?

- Por la misma razón que tú no me has dicho esto... - quiero excusarme.

Yo miro el suelo mordiéndome los labios. Me paso el cabello por detrás de la oreja. Él no hace otra cosa más que mirarme fijamente, tan tranquilo que ni parece haberle molestado mi acosamiento.

- El plazo de la renta terminó. Tenía que mudarme. Vivo en un hotel mientras hago la mudanza y vuelo a mi nuevo hogar. Me he quedado sin casa aquí, ya tengo la otra que me espera.

Alzo la mirada. Esta súbita revelación capta mi atención.

- Perdona que no te lo haya dicho antes... - continuó hablando ahora más serio y cubierto de un tono un tanto triste - No he querido lastimarte. No ha sido esa mi intención, pero...

- Pero... - le miro suplicando que no se detenga.

- ... no quería tener que decidir entre dos opciones que quiero con todo el corazón.

Me orilla a rellenar los espacios vacíos. Sólo puedo adivinar que se refiere a su trabajo y a mí.

- Esta oportunidad... es vital. En el futuro... dentro de unos años... yo qué sé. Tal vez... tú y yo... tal vez...

Le miro con tanta ilusión, que ahora es él quien clava los ojos en el suelo. Le sujeto del hombro suavemente.

- Has elegido tu trabajo.

- ¿Me lo reprochas?

- No lo sé... supongo que, siempre has puesto la mira en esa oportunidad. Por eso haces tan bien tu trabajo y no quiero ser yo quien corte tus alas.

- ¡No las cortas tú! Es sólo que... 

La conversación se transforma en un debate. La argumentación en contra de marcharse y el desacato emocional, nos orilla de a poco a una discusión sin remedio. Anticipando una última pelea, retiro mis palabras y me quedo en silencio. No tiene caso procurarle una persuasión en la que yo estaría dispuesta a dejarlo todo por ir con él.

- Lo hicimos muy bien juntos... nos comimos el mundo.

- Y eso te provocó malestar estomacal... - me río con ironía.

Él sonríe y me mira fijamente. Yo tuerzo la boca y me resigno a la inevitable despedida. No existe siquiera una oportunidad de hacerle ver mi parecer. La protocolaria conversación ya tiene anticipada su resolución. No hay ni una veta para dudar. Todo está hecho y no hay marcha atrás.

En un abrazo incómodo nos despedimos los dos. Me quedo con mis razones y las ganas de quererle convencer. Lo que yo siento en el fondo, donde no me puedo mentir, me lo tengo que callar. Cualquier intento, cualquier mínima intención de replicar, es en vano. Y por mucho que me duele, no tengo más opción que resignarme y avanzar.



Los días han transcurrido sin más noticias suyas. Existen personas que un día están en tu vida y al siguiente ya no están. Transitorias; vienen y van. Aunque él se ha ido, su recuerdo aún está. Y me molesta; me estorba. Quisiera alcanzarlo... pero me convenzo de que no tiene caso.

Me lo pienso de repente. "En el futuro, tal vez" Pero el futuro es un domicilio incierto, sin instrucciones para dar con él. Mejor lo dejo en el pasado, donde sé que cuando yo quiera, le podré ver. Ahí lo tendré bien guardado, y si acaso vuelve, sólo entonces,"tal vez" idearé qué hacer.



FIN

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