Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


domingo, 15 de julio de 2018

Una carta para ti


¿Qué haces?

Yo, viviendo mi vida. Espero que tú estés viviendo la tuya.

Mi vida tiene varias historias que te contaré el día que te conozca. No te adelantaré ni una de ellas. No me perdería por nada los gestos que dibujará tu cara cuando te cuente cuánto he sonreído y cuánto he llorado. Deseo presenciar esos ojos que harás cuando te comparta que las llaves del coche se las he dejado adentro tantas veces que me proclamo un tanto despistada. También quiero oír tu risa, porque sé que reirás, cuando te narre todas las trastadas que he cometido viviendo sola. Te admirarás, lo sé, cuando te comparta cuántas veces he caído y cuántas me he levantado.

Me entretengo mientras no estás, aprendiendo de esto y aquello. No te autorizo quejarte si se te ocurre pensar que me hago la sabelotodo; has tardado bastante en llegar y el tiempo me ha sobrado para dilucidar hasta lo que no debería dilucidarse. Pero si te acercas más descubrirás que apenas sé un poco de nada y que aquello que me falta por saber, lo quiero aprender contigo.

A veces imagino que andas por ahí, así como ando yo por aquí. Pensando en si existes y si alguna vez te encontraré. Te confieso que son más los días en que asevero que no eres real o que en esta ventana espacio temporal  no coincidiremos. ¿Te dan ganas a ti también de abandonar la ilusión de hallarnos? Si por lo menos recibiera de ti una diminuta y sutil señal... una sencilla prueba de que estás ahí afuera, tal vez podría aferrarme a algo. Pero la improbabilidad acecha cuando verifico que ni yo misma puedo susurrarte suavemente que aquí estoy. Si yo no sé cómo hacerlo, ¿lo sabrás tú?

Jugamos a las escondidas y ninguno de los dos parece dejarse encontrar. Transcurren los años y los sitios se reducen. ¡Es la ronda del juego más largo que he jugado! Aún cuando inverosímil parezca, estoy dispuesta a dejarme ganar. ¿Crees que si asomo mi mirada detrás de esta pared me puedas pillar? En lugar de correr a la base, correría a tus brazos y me dejaría besar.

En fin, yo estoy viviendo mi vida.

Deseo que tú estés viviendo la tuya.

Ojalá un día vivamos juntos nuestras vidas.



viernes, 18 de mayo de 2018

"Cinco citas y te mando a volar" Parte IV


Viernes de Relatos


"Dijiste que tenías novia"

Respondí al mensaje

"No, no nunca dije eso"

"Claro que sí, la chava a tu lado, era tu novia"

"¿La chava a mi lado?"

"Sí, en el restaurante, ese día, la que estaba sentada a tu lado. Era tu novia, eso dijo tu amigo"

"No es mi amigo"

"Ah, ósea que ya sabes a quién me refiero"

"Sí, pero él no es mi amigo"

"Como sea... ella es tu novia"

"No es así... es una larga historia"

"¿Larga historia? Pues si vale lo suficiente para aclarar las cosas, que no te dé flojera contarla"

"Está bien..."

Transcurrió media hora antes de que continuara escribiendo. Sospechoso...

"Natalia es una amiga. Una buena amiga. Y el tipo que conociste, es amigo de ella"

"No me estás contando nada nuevo..."

"Calma. Él la ha acosado por meses, insistiéndole que sea su novia. Ella le ha dicho que sólo lo quiere como amigo, que no va a estropear su amistad, pero él persiste en su lucha al punto de hartar a mi amiga. Como aquella vez Natalia quería festejar a su amigo y sabía que era amigo en común de este tipo, me ha pedido que le ayude a montar un teatro. Me pidió de favor fingir que estamos juntos para acabar con su ilusión y así le deje en paz".

Es un hecho plausible que existan esta clase de favores entre los amigos, pero aún así resulta sospechoso. Aquella noche no parecía tan descabellado que él gustara de ella y viceversa. Aunque bien es real que sus ojos estaban puestos en mí y no en ella. Sin embargo, me parece bastante extraño y decido mantener un dejo de duda por si acaso.

"No tienes novia entonces"

"Te he dicho que no"

"Está bien"

Dejo el celular y sigo con mis cosas. Pasan unas horas y el celular me anuncia un mensaje de texto.

"¿Saldrás conmigo?"



**No te pierdas la continuación en el próximo "Viernes de Relatos"



viernes, 11 de mayo de 2018

"Cinco citas y te mando a volar" Parte III


Viernes de Relatos


- Tiene novia

- Tienes un punto - concluye mi amiga y deja de insistir en que le escriba y le cite para salir. Si algo tengo claro, es que si está ocupado con otra, yo no voy a interferir.

Este día Sergio me ha escrito bastante. Me pregunta cómo estoy, qué hago, si ya desayuné, si ya comí, pero le contesto lo mínimo necesario. Y no hago preguntas sobre él. Espero que se canse pronto y él solito se percate de que no encontrará nada conmigo.

Da la noche y voy a casa. El celular vuelve a sonar. Miro la pantalla. Es otro mensaje de Sergio. ¡Qué terco es! Le contesto: "En casa" Me escribe: "¿Quieres salir? Aún es temprano" Miro el reloj. Son las ocho. Para quienes gustan de salir a bailar es bastante temprano, para mí, va siendo hora de dormir, es día entre semana, ¿quién saldría cuando al día siguiente hay que madrugar para ir a trabajar?

No le contesto y dejo el celular en mi buró. Busco la pijama y me pongo mis pantuflas. Voy a la cocina a buscar cereal con leche. Miraré un poco de televisión y luego, a dormir. El celular vuelve a sonar. Me echo un bocado a la boca y mientras mastico miro la pantallita. Otra vez Sergio... ¿Qué quiere? "No contestaste. Estás muy cortante conmigo. ¿Puedo saber qué ocurre? ¿He sido grosero, he hecho algo mal?" Finalmente parece entrar en razón, así que le concedo una respuesta. "Tienes novia Sergio, por favor no me molestes" Dejo el celular. He sido clara y me siento orgullosa de mi actuar. Su novia me lo agradecerá aunque nunca lo sepa. El celular vuelve a sonar. Vaya que si es terco. Miro la pantallita, ahí está un mensaje suyo. "Disculpa, pero... no tengo novia" Se me hiela la piel. Es posible que se me culpe de tener mala memoria. A veces olvido detalles importantes como pagar la tarjeta de crédito el día que hay que hacerlo o cuidar la comida de la estufa para que no se queme, pero este dato cultural no puede ser que lo haya olvidado o malinterpretado siquiera. Tenía novia, eso dijo su amigo y... Natalia no objetó ni él.

En pleno desconcierto, ignoro qué debo contestar. Así que dejo el celular sobre el buró y apago la televisión. Me acabo el cereal vorazmente y me recuesto para descansar. Mañana resolveré el misterio. No tengo ganas ahora. La posibilidad de un malentendido me molesta. Yo no puedo estar tan equivocada...



**No te pierdas la continuación en el Próximo Viernes de Relatos


viernes, 4 de mayo de 2018

"Cinco citas y te mando a volar" Parte II


Viernes de Relatos


Hoy es viernes. Se espera de mí que esté fuera de casa, disfrutando de la noche en algún sitio atiborrado de gente. Este día será así. No por mi gusto, sino un poco obligada por cumplir la promesa hecha a un amigo, uno al que además hace tres años no veo.

Me arreglo apenas. Pantalones de mezclilla con una blusa coqueta del mismo color rojo vino que los zapatos que he elegido para usar. Las nubes en el cielo auguran lluvia, así que saco del ropero una gabardina color beige que me haga el favor de evitar mojarme. El maquillaje lo llevo natural, nada que sorprenda y mi cabello apenas lo he acomodado. Mis ondas rebeldes se encargan de advertirle al mundo lo inapetente que estoy de salir.

Llego a un restaurante en el que ya me espera mi amigo, acompañado de sus otras amistades que están sentadas alrededor de una gran mesa rectangular. Para mi desgracia, los asientos a su alrededor están ocupados, por lo que me designan una silla en la orilla, acompañada por desconocidos.

Me van bien las relaciones públicas, es decir, puedo hacer conversación hasta con las piedras. Por ello, me presento amablemente y me dispongo a convivir. Un rato, sólo un rato espero permanecer aquí. Dos horas y media de mi presencia harán de la promesa un trato justo.

El joven a mi lado es coqueto por naturaleza, así que no tarda en interrogarme. Edad, ocupación, domicilio, pasatiempos, comida favorita, estado civil... quiere saberlo todo. Yo contesto una evasiva: sólo contestaré a una de todas esas. ¿Cuál quieres saber? Mi pregunta capta la atención del joven frente a mí al otro lado de la mesa y de inmediato voltea a verme interrumpiendo la conversación con la mujer con quien hablaba.

- ¿Sólo una? - queda meditabundo el primero.

- Estado civil - se entromete el segundo. Le volteo a ver. Es guapo.

- Soltera - digo con una sonrisa perspicaz.

El primero, golpeado en su orgullo, reacciona pronto y se anticipa a mediar una presentación.

- Ella es Natalia y él es Sergio, su novio - puntualiza con precisión para ganar la batalla.

- Ah, ustedes se conocen... - ahondo un poco más en los puntos que conectan a estos curiosos individuos.

- Sólo conozco a Natalia. Es una... amiga - inevitable percibir el tono decepcionado en su voz.

Sergio me mira sonriendo, con esos ojos clásicos de un hombre dispuesto a salir a cazar. ¡Qué descaro, está junto a su novia! Rápidamente le volteo la cara y me enfoco en la desesperada coquetería del otro. Como no ha podido obtener más detalles sobre mí, no le queda de otra más que hablar de él y se conforma.

Mientras la conversación fluye, miro de reojo a Sergio. Y de vez en vez encontramos miradas. Queda claro que está distraído conmigo y le presta tan poca atención como la que yo le presto a mi interlocutor. En eso, el reloj se encarga de marcar la hora de despedirme.

- Es tarde y mañana me levanto temprano. Fue un gusto conocerte - anuncio cordialmente para levantarme y del resto de los comensales me despido con un ademán. Estoy por dirigirme en busca de mi amigo al otro lado, cuando Sergio se levanta y me alcanza en el primer paso que doy. 

- ¿Me das tu teléfono? - lo miro anonadada - ¿O se lo pido a Juan?

Sin escapatoria, yo misma se lo doy.



**No te pierdas la continuación en el Próximo Viernes de Relatos 


viernes, 27 de abril de 2018

"Cinco citas y te mando a volar" Parte I


Somos amigas desde hace cuatro años. Suficientes para habernos visto llorar por uno que otro desamor. Más de ella que míos, si hacemos las cuentas. Ella, aunque tampoco ha encontrado el supuesto verdadero amor, sigue invirtiendo tiempo en su búsqueda. Cree fervientemente que lo va a encontrar. Si alguien la invita a salir, sea quien sea, acepta. No importa si es feo, anticuado, aburrido o sin conversación, ella dice sí. Poco le duran las citas con ese proceso de selección tan inefectivo, pues la mayoría de ellos son descartados después de irse cada uno a su casa. Los motivos abundan y con verles la facha eran casi predecibles. Uno de ellos casualmente olvidó su cartera cuando asistieron a un lujoso restaurante y ella tuvo que pagar la cuenta de ambos. Otro llegó tan tarde al sitio acordado, que ella decidió comer sola para no desaprovechar y se disponía a ordenar el postre cuando el susodicho apareció y le reclamó haber iniciado sin él. Pero no todas han sido un fiasco descarado, al menos está este otro tipo que logró un mejor puntaje durante la cena cuando le pidió a un chiquillo que pasaba por ahí vendiendo rosas, que le entregara una a ella. Mi amiga sonrió de oreja a oreja como niña en Navidad abriendo regalos. Lástima que el encanto fue efímero. Al terminar, el tipo le indicó que se marchara sola hacia la puerta. Ella, sin comprender por qué, quiso exprimirle una explicación a tal extraña solicitud. Y fue en ese breve episodio no planeado, cuando apareció una segunda mujer, quien sería su segunda cita de la noche. Resultó ser un hombre práctico, le dije yo a mi amiga. ¿Para qué salir diferentes días si en uno solo puedes agendar a varias mujeres?

Sin embargo, tanta mala experiencia le ha de servir de algo. Casi la considero una experta en detección de malos prospectos, aunque si aplicara su radar en ella misma se ahorraría pésimos desencuentros. Pero ni cómo convencerla, dice ella que si no abre las puertas y fluye, puede que sin querer las cierre a quien sí debía entrar y eso, sí sería garrafal.

Así que somos algo así como el día y la noche cuando se trata de hablar de relaciones de pareja. Ella, como habrá quedado claro, es una enamorada empedernida y yo... si hemos de ser elementos opuestos, soy la que repele a toda costa la posibilidad de salir con alguien. Yo soy esa a quien los hombres miran desde lejos en el bar y les voltea la cara rolando los ojos. Expido un aroma antihombres a distancia y aún así hay osados caballeros que se atreven a invitarme una copa. No hay manera de que les comparta mi número de teléfono y soy bastante hábil para no compartir ningún dato personal. Los pocos hombres que cuento en mi historia se han esforzado bastante por permanecer pese a los golpes que les doy de vuelta. Y aún cuando su batalla han conquistado, ninguno resulta con un final feliz.

Así que he proclamado que este año me enfocaré en mí misma y nadie más. Se trata de mirar hacia dentro y conocerme mejor. Un trabajo arduo de introspección, sabiduría interna, crecimiento personal...

- Déjate de tonterías - me interrumpe mi amiga - este año llega el bueno. Escúchame que te lo digo yo. - Aquí es donde ella se cree poseedora de la bola mágica que predice el futuro. Yo, bastante incrédula, no alimento su idea y sigo con mi plan hacia mi yo interno.

Mi amiga se emberrincha un poco. No soporta que yo renuncie. Estamos juntas en esto, me recuerda. Pero ella va mucho más adelantada que yo. Si el secreto es besar a muchos sapos antes de encontrar al príncipe azul, ella ha besado a todo el reino animal y yo apenas a dos renacuajos por ahí. 

- Ya verás que este es tu año, lo presiento. No te rindas.

"Mi año" y me río a carcajadas. Ya veremos...



**¡¡¡No te pierdas la continuación en el próximo "Viernes de Relatos"!!! 


 

viernes, 20 de abril de 2018

"Eres tú, no soy yo" Parte XV FIN


Estoy guardando un vestido de novia, que no sé si tirar a la basura.

Hace tanto tiempo que ocurrió, que es difícil recordar dónde quedaron todos los recuerdos del pasado. Casi que la única evidencia que me queda de aquella historia es este vestido blanco esponjoso y escotado, que me reprocha no haberlo estrenado. 

Se recuperaron algunos gastos de la boda para alivio de Octavio. Al menos eso le consoló cuando le entregué el anillo aquella tarde en el coche estacionado frente a su casa. En principio quiso representar el papel de hombre comprensivo, tal vez tranquilizando los nervios prenupciales podía solucionarse. Luego, cuando mencioné el nombre de Antonio, quien tuvo que tranquilizar al otro fui yo. 

Mi amiga me reprocha que incluyera el nombre de Antonio en mi explicación, que hay mejores modos de partirle el corazón a alguien. Sin embargo, no tardó en celebrarlo ni un segundo, por lo que el descontento le duró poco.

En definitiva la mejor decisión tomada en mi vida. No era yo quien se casaba con Octavio. Esa persona que supuestamente se vestiría de blanco para caminar al altar a su lado no llevaba mi rostro. Era yo fingiendo ser alguien más para agradarle y estar con él. Fue complejo armarme del valor suficiente para terminar mi actuación y despojarme de la hermosa máscara que ocultaba mi miedo a ser yo... pero lo hice. Y es que aún recuerdo haberle dicho a Octavio con voz solemne y firme: "Es que cuando eres tú, no soy yo" Ignoro si lo entendió del todo, pero para mí fue muy claro.

¿Qué ocurrió con Antonio?

Vaya escena la sucedida. Cayó la noche el día en que devolví el anillo y fui a buscarle. El universo conspiró para contratarme en su rol estelar en una película romántica, pues cual cliché, empezó a llover a cántaros. La luna se asomaba curiosa entre las nubes oscuras que empapaban mi ropa, y casi pude escuchar una melodía tocándose en el fondo, acentuando la adrenalina del desenlace feliz para la pareja.

Sin embargo, no ocurrió así.

Antonio me contó que regresaba al extranjero a vivir. Que no podía estar conmigo, que era injusto no poder estar para mí, pero que su trabajo era prioridad. ¡Su mejor momento! explicó él. ¿Será? me pregunté escéptica.

Así que al final de mi historia, sin Octavio y sin Antonio, sólo yo conmigo. 

Que no está mal.

El encanto de esta historia es que miro el vestido de novia en mi clóset como el único recuerdo que me queda. Todas saben dónde conseguir uno, pero nadie te dice qué hacer con ese que ya no vas a usar. Mi amiga dice que lo quememos, pero me parece muy descabellado el plan. Tal vez pueda donarlo... lo ignoro.

Lo único que sé es que la decisión que tome, será mía, desde quien soy yo.