Frases
Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.
domingo, 8 de marzo de 2015
8 Marzo Día de la Mujer
Ser mujer actualmente parece complicado. Estamos tan inmersas en roles exitosos profesionalmente, que es difícil pensar cómo un hombre puede encajar en nuestras vidas. Cuando nos hemos creído la frase de que podemos hacer todo lo que nos propongamos y que somos tan fuertes que podemos con cualquier cosa, se nos hace complicado pensar cómo un hombre puede aportar a nuestras vidas. Somos tan poderosas, que no necesitamos que nos salven y mucho menos que nos rescaten. Sin embargo, estamos en la búsqueda de recuperar eso tan singular y genial que es ser mujer, porque en el fondo, lo deseamos.
Ser mujer, según lo que he aprendido, es ser como la luna. Ilumina la noche y nos reconforta, pues pase lo que pase, sabemos que es más grande que el momento más oscuro que pueda existir. A veces no nos encontramos a toda nuestra capacidad. A veces podemos sentirnos apachurradas, tristes y con ganas de un tremendo abrazo. Esto se vale. La luna no siempre luce completa, a veces mengua e incluso a veces no se le ve, pero ahí está. Así nos pasa a las mujeres, de repente necesitamos ese rato para nosotras mismas, para apapacharnos. Después regresaremos renovadas, con más fuerza y más hermosas todavía. Son ciclos de la vida y nos llevan a crecer.
Así como es la luna, que no necesita que alguien le diga que brille para hacerlo. Así nosotras brillamos nosotras mismas. Sólo basta que nos demos cuenta de quienes somos para iluminarlo todo con intensidad. Ser nosotras mismas, plenamente, con nuestras pasiones encendidas, nuestros defectos y nuestras cualidades es lo que nos hace resplandecer. A la luna la rodean las estrellas, seres también brillantes. A esas llamamos amigas. Están con nosotras en nuestro cielo de la vida y nos acompañan en todo lo que nos sucede. Sabemos que las estrellas que vemos al mirar el cielo no son siempre las mismas. Así pasa en la vida también. Tenemos suerte si algunas se quedan por muchos años, pero sino, tenemos la confianza de que nunca estaremos solas pase lo que pase. Porque finalmente, el girar de la vida, nos conducirá a otros caminos y la luna nunca estará sola en la inmensidad.
La luna es admirada cuando alguien voltea a verla en el cielo. Para que esto suceda, necesita un valiente atreverse a detener su vida un segundo para buscarla allá arriba. Quien no quiere verla no la ve. Para descubrir la belleza de la luna hay que esforzarse en encontrarla y vale la pena para quien lo haga. Así somos las mujeres. Sólo los privilegiados se atreven a mirarnos de verdad. Esos son los que valen la pena; y no debemos entristecernos si a quien queremos no nos ve... hay que ser como la luna, sigue brillando aunque no se acuerden de ella, y nunca pierde su luz. No se hace más chiquita porque alguien la ignore, ni se olvida de salir a hacer lo suyo por la noche porque alguien hace caso omiso de ella.
Ser mujer es como ser la luna. Nos maravilla incluso cuando se pone roja. Nos admira que incluso se atreve a anteponerse al sol. Para hacer eso es valiente sin duda, pero respeta el sitio de cada quien, así como le gusta que respeten el suyo. Es sólo que a veces le gusta hacer cosas en grande, que nadie más se atreve a hacer, porque tiene ambiciones y sueños, justo como todos los demás.
Siempre hermosa y juguetona detrás de las nubes. Radiante y con una leyenda escrita en todo su cuerpo. Miles de historias que se esconden en ella. Así las mujeres nos guardamos nuestras vivencias, las llevamos escritas en nuestra piel y se las contamos a los que queremos que se enteren de ellas.
Ser mujer... vaya que es genial. Así como la luna, esforcémonos en ser nosotras y brillar.
Nos verá quien nos merezca ver.
Y sin duda, a ese lo veremos también.
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