Frases
Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.
viernes, 15 de mayo de 2015
Misión: no enamorame (11o Parte)
Viernes de Relatos
Así como decido todo...
Opción 1: Estoy enamorada ¡qué más da, él parece corresponderme!
Opción 2: Mejor hago caso a mi misión y dejo esto de una vez por todas.
Opción 3....
Si tiendo a enamorarme de la persona equivocada, querría decir que Eduardo es una persona equivocada. Nada parece indicar que lo sea. Ya van varias semanas que esto corre como el agua de la llave. Fluye sin obstáculos y nos entendemos bastante bien.
Disfruto su compañía, sus detalles, las salidas con él, ¡sus charlas! Es guapo, es caballeroso, es simplemente lo que he estado esperando.
Pero estoy enamorada... ¡La regla! "No enamorarme" ¡¿Qué hago?!
Opción 3: Se lo voy a consultar.
Estamos cenando en un restaurante de comida italiana. Me hago líos enrollando el espagueti en mi tenedor. Un poco de salsa ensucia mi blusa. Eduardo no se ríe en lo absoluto, pareciera que ni siquiera lo notó. Está muy atento a su platillo.
Es ahora o nunca.
- Eduardo, tenemos un problema.
Alza la mirada y me mira totalmente extrañado. ¿Para qué le damos vueltas?
- Estoy enamorada de ti.
- ¿Y eso por qué se convierte en un problema?
Empiezo mi historia. Planteo cada giro con sumo cuidado para que empatice conmigo y comprenda por qué mi teoría es real y cierta. Hago lo posible por compartirle mi miedo e inseguridad hacia mi sentimiento recién descubierto. Él parece comprender lo que digo, asiente con la cabeza y empuña su mano cerca de su boca prestándome toda su atención. Su platillo pasa a segundo plano y sólo existo yo.
- Ya veo... - Silencio en la mesa. - Entonces, según tu teoría, yo no te convengo. Y lo sabes porque te has enamorado de mí. Te enamoras y eso es equivalente a desastre total. ¿Cierto?
- En resumen, así es, pero no es tan simple. Entiende que no me equivoco, me pasó así con... - lo pienso dos veces y alcanzo a detener las palabras que se atropellan en mi boca.
- ... Gerardo. - él termina mi enunciado.
Guarda silencio y regresa al pollo que ha dejado a la mitad descansando en el tenedor. No dice nada. Y yo, desconcertada, sigo peleando con el espagueti. El resto de la cena ocurre sin intercambio de palabras. Presiento que le ha caído mal mi consulta, pero se me ha ocurrido que era la mejor opción.
Salimos del restaurante. Es de noche y está lloviendo. Me froto los brazos en busca de calor. Mis pies se empapan con el golpe de la lluvia contra la banqueta. Eduardo permanece callado, dubitativo. Pide el coche para marcharnos. La espera es breve y nos preparamos para irnos. Adentro, sólo existimos él y yo en la oscuridad. Enciende el motor, pero antes de arrancar, alcanza a decir unas palabras:
- Si no puedes creer que soy diferente a los demás, esto no va a funcionar. Piénsalo y me dices qué vas a hacer, mientras tanto, no deberíamos salir.
Condujo hasta el edificio en el que trabajamos para dejarme y tomar mi coche. No volvió a decir nada. Mi querido platicador se quedó mudo. Angustiada me despedí sólo dirigiéndole un gesto con la mano y una mueca de tristeza en mis labios. Él apenas me miró y se fue.
La lluvia sigue molestando mis pies. Mientras espero por mi coche, también se empapa mi cabello y parte de mi ropa. Ni siquiera me importa aquello. Tengo tanto qué pensar que un poco de agua no puede distraerme de lo ocurrido. ¿Qué voy a hacer?
Enamorada. Esto empieza y ya está doliendo. Mala señal.
**No te pierdas la continuación en el próximo ¡¡¡¡Viernes de Relatos!!!!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario! Te leeré así como tú me lees