Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


viernes, 1 de mayo de 2015

Misión: no enamorarme (9o. parte)


Viernes de Relatos

Aunque los rumores aún hostigan la hora de comida, han ido disminuyendo de a poco. Gerardo insistió toda la semana apareciéndose en mi oficina, pero siempre le he pedido que se marche inventándome conferencias telefónicas o alguna reunión a punto de celebrarse cuando se aparecía. Así lo mantuve a raya y él, creo que empieza a percatarse de que lo hago a propósito.

Ahora me doy cuenta de que la recepcionista no me trata con la misma actitud servicial con la que se conduce con otros. Supongo que ella también ha escuchado los rumores y no sabe si creerlos o no. No se atreve a preguntarme nada por lo que no tiene más remedio que expresar sus inquietudes con suma indiferencia cuando le pido apoyo con la copiadora o alguna tontería del directorio.

Más allá de lo que pudo haber hecho Gerardo, lo que más me lastima es no haberme apegado a mi misión. Era perfecta, totalmente infalible. ¿Qué me ocurrió? ¿Por qué no me hice caso a mí misma? Empecé a enamorarme y seguí cual ciego caminando hacia el precipicio. Como si no lo viera venir y sabiendo lo que podía suceder.

Tengo que reagrupar a mis soldados, prepararme para la siguiente batalla. Esta vez voy a ser fiel a mi misión. Mi estrategia tengo que retomarla. No van a volver a romper mi corazón jamás.

Por lo pronto, este viernes estaré en casa otra vez. Recomponiendo mis sueños, reconstruyendo mi ilusión. Apago la computadora y me hago de un plan. Helado y películas, el mejor remedio para remendarme. Aún lloraré un poco, no voy a mentir. Ver a Gerardo todos los días es un incesante recordatorio de lo tonta que fui. Sería tan fácil si pudiera desaparecerlo... entonces sólo tendría que lidiar con la recepcionista y su desagrado. Vaya, qué lío...

El elevador me abraza con sus puertas y me libera de ese pesado ambiente de la oficina. Al fin siento que puedo respirar. Eduardo está ahí otra vez, esperando su coche. Es curioso que otra vez salga temprano. Tal vez haya encontrado las bondades de la vida fuera de la oficina. Me detengo junto a él para esperar el mío. Me nota llegar y me mira sonriente. Lo miro de regreso con una sonrisa tremendamente actuada. El disfraz de alegre e imperturbable me lo había arrancado varios pasos atrás.

- Hace mucho no sé de ti. - comentó - ¿Cómo estás?

Ansiosa por decirle la verdad, quise contarle todo, pero callé. No tenía derecho a llorar con él después de haberle desplazado del modo en que lo hice.

- Bien...

¿Tenía derecho a saber de él?

- Te creeré - dijo en tono desconfiado - ... pero espero que sepas que si necesitas hablar, aquí estoy.

Trajeron su coche y se subió en él. Lo vi alejarse a lo lejos en la calle. Nostálgica, recordé las pocas conversaciones que mantuvimos y la película de cómo nos fuimos conociendo y cómo Gerardo se atravesó en el medio, empezó a rodar en mi cabeza.

¿Y si lo vuelvo a buscar?

Con esa pregunta me marché a casa. Tal vez la vida no sea tan estricta y me presente una segunda oportunidad. Si algo sé con certeza, es que de Eduardo no estaba enamorada. No tendría por qué salirme mal.



**No te pierdas la continuación la próxima semana en: ¡¡¡Viernes de Relatos!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario! Te leeré así como tú me lees