Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


viernes, 30 de octubre de 2015

¿Y si te digo adiós otra vez? (8o. Parte)



Viernes de Relatos


-  Y se fue...

- Así es. Sin avisar. - dije desilusionada.

- ¿Entonces cómo te has enterado?

- Lo ha publicado en internet. Ya ves que para eso sirven esas cosas.

Las dos nos quedamos en silencio, contemplando la mesa a la que estábamos sentadas.

- ¿No se despidió? - me preguntó mi amiga incrédula.

- No - aseveré - no se despidió.

- Pero... ¡qué formas son esas de marcharse!

- No sé...

- Pero, espera - trató ella de explicarse la situación - ¿no se suponía que regresaba para quedarse? Es decir, ¿por qué se ha ido?

- Supongo que... - mi mente dio vueltas a miles de ideas. Tal vez había caído en cuenta de que me quería a mí y tenía que correr a decírselo a su novia para romper el compromiso. Tal vez había regresado sólo para despedirse de ella y decírselo a la cara. Tal vez...

- Tal vez ha decidido que su vida está allá, con esta mujer - explicó.

- ¿Crees? - pregunté desconcertada. Esa no era mi idea.

- Lo ignoro... lo que definitivamente es cierto, es lo raro que es esto. - meditó un momento y continuó. - ¿Y qué vas a hacer?

Suspiré profundamente. Pensar en la posibilidad de perderlo por segunda vez podía arrancarme algunas lágrimas.

¿Qué es lo que debo hacer?

Esa pregunta hizo eco en mi cabeza toda la noche.






¨**No te pierdas la continuación en el siguiente "Viernes de Relatos"

domingo, 25 de octubre de 2015

Insisto con la última vez


He hablado de esto antes. "La última vez". Y aunque se los he contado ya, creo que no lo he hecho con la suficiente claridad para entenderla.

Porque la última vez me da tanta lata...

No hay avisos para la última vez. Simplemente pasa. Si abres demasiado bien los ojos es posible que alcances a enterarte un poco de su llegada, pero la mayoría de las veces suele salirse con la suya. La última vez ocurre y se va. Y cuando deja de aparecer, te enteras de que esa vez fue la última y que si lo hubieras sabido, lo habrías disfrutado más o lo habrías hecho diferente.

Todo tiene su última vez, así como lo tuvo su primera. El primer día de tu vida; el último día de tu vida. El primer te quiero; el último te quiero. El primer beso; el último.

Y más vale que sepan decir adiós cuando ocurre, porque la última vez es determinante, no vuelve. Sino, no sería la última. Así que ésta exige saber dejar atrás y seguir adelante sin ella. Seguir y avanzar... por mucho que les pueda doler, así es.

"La última vez" No habrá más de eso después. Ya no...

Por eso, la invitación de la semana es vivir todo como si fuera la última vez, sólo por si acaso llega a serlo. Que no queden arrepentimientos, que no queden "hubiera" flotando en el aire, que no hayan titubeos y y cosas que se quedaran sin hacer.

Sé consciente de que existe la última vez y llegará. Que no los agarre desprevenidos.

¡Que tengan un lindo inicio de semana... y luego un lindo fin de semana!


viernes, 23 de octubre de 2015

¿Y si digo adiós otra vez? (7o. Parte)


Viernes de Relatos

- Has estado desaparecida.

Me quedé callada un momento y lo solté de golpe.

- Dime Antonio, si no te hubieras ido, ¿estaríamos juntos?

Él me miró sonriendo. Agachó la mirada y contestó.

- No lo sé. ¿Qué caso tiene preguntarse lo que de antemano no puede ser?

Tiene razón. Formular preguntas que no pueden corregir el rumbo de las cosas, no tiene sentido. Es tan complicado aceptar el presente tal como es.

- Creo que lo único que se puede hacer es que tú decidas qué quieres.

- ¿A qué te refieres?

- A que he estado pensando. Si para descubrir si debemos estar juntos, hemos de pasar el rato como si estuviéramos solteros, sería injusto para tu novia y también para mí.

- No te entiendo.

- Creo que... - me armé de valor - no debemos vernos más.

Antonio se desconcertó y buscó mi mano con la suya sobre la mesa.

- No puedes estar hablando en serio.

Suspiré esperando no arrepentirme. La idea me había dado muchas vueltas en la cabeza estos días. Si él iba a elegir quedarse o no con su novia, era una interrogante que debía resolver sin involucrarme en el acertijo. Debía decidirlo en función a estar o no con ella... no en función a estar con ella o conmigo. Porque lo nuestro es incierto, es parecido a lanzar una moneda en el aire. Podía funcionar o no. Y si la perdía a ella por mí y no resultaba, sería peor. Me lo echaría en cara...

- Es así, lo sostengo. Tienes que decidir esto por ti mismo, sin mí.

Él recargó su espalda en su asiento, se cruzó de brazos y me miró fijamente. Esperaba otra respuesta, lo sé.

Vaya, y con lo mucho que me gusta verlo aquí conmigo...

Y pese a que conozco lo absurdo de mi interrogante, no dejo de preguntarme: Antonio, si no te hubieras ido, ¿estaríamos juntos?


**No te pierdas la continuación el próximo viernes en los "Viernes de Relatos"!!!!


domingo, 18 de octubre de 2015

Lo que sólo tú sabes


Tu vida es tu historia. Sólo tú la escribes. Aún cuando hagas caso a otras personas y de repente las dejes tomar decisiones sobre ella, finalmente, quien la escribe eres tú.

Esta historia es sólo tuya. Es decir, tú la has leído desde el principio y la conoces completa. Sabes lo que te has callado, las ideas que se te han ocurrido pero aún no haces, lo que más te duele, lo que más te hace sonreír, lo que añoras, lo que crees, lo que estás dispuesta a dar y lo que no.

También sólo tú sabes cuándo has mentido, cuándo has dicho la verdad, cuándo te han herido y cuándo has herido. Sabes tus motivos, conoces tus esperanzas, entiendes tus sueños y formas de actuar.

En este sentido, lo que realmente es tu vida, sólo lo sabes tú.

Entonces, no dejes que otros te digan qué no soñar, qué no esperar, qué no dar... porque si tú estás dispuesto a jugarte todo por ello, hazlo. Sólo tú entiendes por qué. Las personas te aconsejarán de acuerdo a su propia historia, pero es diferente. Algunas veces podrá coincidir, otras no.

Lo importante es atreverte a escribir tu historia y que estés orgulloso cuando la termines.

La invitación de la semana: Sólo tú entiendes tu historia de inicio a fin. Escríbela y siéntete orgulloso autor de la misma. Si haces lo que otros no harían, te darás cuenta por ti mismo si erraste o no. Lo triste sería quedarte con la eterna duda de si pudiste haber acertado.

¡¡¡¡¡Que tengan un lindo inicio de semana!!!!!  

domingo, 11 de octubre de 2015

Si fuera fácil... todos lo harían


Curioso, pero no todos están dispuestos a dar todo por algo.

Si alguna vez te has detenido en el camino que andas para mirar atrás, tal vez sientas que lo que has hecho cualquier hubiera podido hacerlo. Porque tú has visto las claves para lograrlo, te has esforzado y te has encargado de hacerlo posible a base de esfuerzo y dedicación.

De repente, en una humilde percepción de tu logro, crees que cualquier lo hubiera hecho, pero ¿sabes? No es así. Porque si fuera fácil, todos lo harían y... la verdad es que no es así. No todos están dispuestos a pagar el precio que se pide a cambio.

Es real. No es popular sudarse todo por un sueño, es decir, no es una práctica común. Y no por imposible, sino porque de algún modo, lo que sí es fácil, es quedarse cómodamente donde sea que uno esté. Levantarse y ser aguerrido para perseguir una idea, es cosa de pocos.

Vamos, que la decisión en realidad siempre es de uno mismo. Puedes decidir ir tras ello o no. Puedes quedarte donde estás o puedes ir más lejos. Lo mejor de todo esto, es que tú lo decides y nadie más; y por ello, sea cualquiera de las dos cosas, has de estar convencido de ello.

Pero... ¿no sería genial retarte a ti mismo y vencerte? Ese gusto y satisfacción, tal vez lo valen. Puede ser, sino, qué caso tendría pasar por todo el esfuerzo, trabajo y voluntad que requiere. Por tanto que das, tanto también has de recibir. ¿O no?

La invitación de la semana: Haz lo difícil, no lo fácil. Porque como hemos dicho, en lo difícil está lo que realmente vale la pena.

¡Que tengan un lindo inicio de semana!


viernes, 9 de octubre de 2015

¿Y si digo adiós otra vez? (6o. Parte)


Viernes de Relatos

Es de noche. El fresco de la hora me refresca las ideas. Estoy sentada en la terraza de mi departamento. La ciudad vista a la distancia luce hermosa. Es fácil olvidar que de día el tráfico y el ajetreo la hacen parecer tediosa. Ahora, con el cielo negro vaciando el ruido del eco del día, en el silencio de la oscuridad me escucho mejor; mientras sujeto un libro en mi regazo.

Suspiro.

Recordar a Antonio me hace suspirar. Su rostro, su cabello, su sonrisa, su forma de hablar, su personalidad... todos sus detalles se configuran en una obra fascinante. Pienso en él y recapitulo el pasado. Recuerdos tengo muchos. Aunque el tiempo haya empolvado unos cuantos, basta con que me esmere en sacudirles y limpiarles para tenerlos presentes. Momentos que verdaderamente se adueñaron de mi corazón.

El presente es muy ingrato. Me devuelve a Antonio transformado. Aún le reconozco en su esencia, pero ha escrito una historia que sólo puedo leer de lejos, porque no soy parte de ella. Tiene una novia a la que ama y ha pedido matrimonio. Vaya... la usual inconformidad de una de las partes lo trajo hasta aquí, conmigo. La duda de equivocarse, la incertidumbre del futuro, la conciencia del impacto de una decisión y la añoranza de no perder lo que dejó atrás. Tantas preguntas se le presentan y yo soy una de ellas.

Yo también tengo mi historia. Después de todo, él no ha sido el único que se ha encomendado vivir sus sueños. Los míos, aunque más pequeños, se han cumplido. No he tenido tanta suerte en el amor como él. Cuento el relato de un corazón maltratado, que por esforzarse demasiado se ha tropezado un par de veces. En esas levantadas, le han vuelto a tirar. Él me engañó. Y ahora, con el regreso de Antonio, parece que yo también soy capaz de engañar... Malditas ansias desesperadas de que me sonría la suerte de una vez por todas.

Suspiro.


**No te pierdas la continuación en el próximo "Viernes de Relatos"!!!!


domingo, 4 de octubre de 2015

La maravilla de sobreponerte a las cosas


Es curioso que si la motivación es la precisa en el momento justo, si algo te hacía sentir mal, se te olvida.

Por ejemplo, si estás enfermo o con un malestar que invade tu ánimo y te pone gris el corazón, cuando aparece algo más fuerte y grande que eso, inmediatamente se te olvida.

Tienes ese dolor de cabeza que no te deja trabajar y hacer un reporte que tienes que entregar. Todo te abruma y ese dolor de cabeza reina en tus acciones, pero de repente, algo ocurre, algo más grande. Puede ser que te den esa noticia que esperabas ansioso o puede ser que te llame por teléfono ese alguien a quien hace años no veías o puede ser que alguien que te fascina se aparezca en escena y te invite a salir. Cuando algo más grande que tu dolor de cabeza aparece, éste desaparece y o al menos, pasa a segundo plano.

Tiene que ser algo más grande, algo que de verdad te mueva por dentro y entonces, te sobrepones a las cosas. Es como una curiosa inyección que te enciende y te hace bien. Tanto, que no te importa estar mal, hasta disimulas la incomodidad porque no puedes permitir que algo arruine tu mágico momento.

¿Y si llenaras de esas cosas grandes cada segundo de tu vida?

La maravilla de sobreponerte a las cosas es genial. Te hace reír cuando te percatas de ella. Y la ilusión misma que te queda cuando se ha ido, te ayuda a mirar el malestar o la molestia con mejores ojos. Te recuerda la esperanza de que lo malo, como lo bueno, se pasa rápido. La vida es una construcción de momentos y tú decides cómo vivirlos.

La invitación de la semana: que te pasen cosas increíbles que te hagan pasar a segundo plano las no tan increíbles. Que te suceda la maravilla de sobreponerte a las cosas y te maravilles riendo de que te has percatado de que puedes hacerlo.

¡¡Que tengan un lindo inicio de semana!!



viernes, 2 de octubre de 2015

¿Y si digo adiós otra vez? (5o. Parte)


Viernes de Relatos

Salí con él al cine. Compré las entradas y me inventé uno de esos simples pretextos que nadie te cree. Le conté que mi amiga me canceló la invitación a ver la película que moría por ver. Con el fin de no desperdiciar el boleto, le pedí que me acompañara.
 
¡Aceptó!
 
Con los boletos en la mano entramos a la sala, buscamos nuestros asientos y nos sentamos. Mientras iniciaba la película platicamos de todo y de nada. Las trivialidades congelaron el tiempo y dejó de importarnos lo que ocurría ahí. Las luces se apagaron, nos hundimos en el silencio de los demás asistentes y bajamos la voz para no cortar nuestra charla. Mi mano en el descansabrazos la rozó con la suya. Una emoción recorrió mi cuerpo entero y solté una risa nerviosa casi imperceptible. La pantalla nos iluminó a media luz reclamándonos que la dejáramos olvidada.
 
Al finalizar, la gente se apresuraba a salir, pero nosotros nos congelamos en el tiempo. Tuvimos que marcharnos porque alguien se acercó a pedírnoslo. Bajamos por las escaleras de la sala y nos hicimos de un plan improvisado para continuar nuestra plática. La noche nos llevó a caminar por la oscuridad. Viviendo cerca del cine; la  invitación que nos hizo la cálida noche para gozarla la aceptamos.
 
Andando por la banqueta, su mano y la mía se volvieron a encontrar. No la quise soltar y él tampoco. Llegamos a la puerta de mi casa y casi como un cliché de la película que no vimos, su cuerpo quedó muy cerquita del mío y su cara se inclinó sobre la mía. A punto de besarlo, el pasado se hizo presente y sentí recobrar lo que había perdido hacía tiempo.
 
- ¿¿¿Lo besaste??? - preguntó mi otra amiga escandalizada.
 
- ¿Por qué me lo preguntas con ese tono? No pareces estar contenta por mí.
 
Aspirando paciente, se preparó para dedicarme el discurso más hiriente.
 
- Eres como tu ex. Idéntica a él. - la miré desconcertada y un tanto enojada - Antonio tiene novia, no se te olvide. Y tú: eres la otra. Eres la mujer con la que está engañando a su novia.
 
Mi amiga que defendía la idea de que cualquier salida con alguien que poseyera la más mínima intención de deseo clasificaba como infidelidad, había hablado.
 
¿Qué me está pasando? Infiel, ¿yo?
 
Una mueca de desilusión se dibujó en mis labios y mi mirada se entristeció profundamente.
 
 


**No te pierdas la continuación en el próximo "Viernes de Relatos"