Es curioso que si la motivación es la precisa en el momento justo, si algo te hacía sentir mal, se te olvida.
Por ejemplo, si estás enfermo o con un malestar que invade tu ánimo y te pone gris el corazón, cuando aparece algo más fuerte y grande que eso, inmediatamente se te olvida.
Tienes ese dolor de cabeza que no te deja trabajar y hacer un reporte que tienes que entregar. Todo te abruma y ese dolor de cabeza reina en tus acciones, pero de repente, algo ocurre, algo más grande. Puede ser que te den esa noticia que esperabas ansioso o puede ser que te llame por teléfono ese alguien a quien hace años no veías o puede ser que alguien que te fascina se aparezca en escena y te invite a salir. Cuando algo más grande que tu dolor de cabeza aparece, éste desaparece y o al menos, pasa a segundo plano.
Tiene que ser algo más grande, algo que de verdad te mueva por dentro y entonces, te sobrepones a las cosas. Es como una curiosa inyección que te enciende y te hace bien. Tanto, que no te importa estar mal, hasta disimulas la incomodidad porque no puedes permitir que algo arruine tu mágico momento.
¿Y si llenaras de esas cosas grandes cada segundo de tu vida?
La maravilla de sobreponerte a las cosas es genial. Te hace reír cuando te percatas de ella. Y la ilusión misma que te queda cuando se ha ido, te ayuda a mirar el malestar o la molestia con mejores ojos. Te recuerda la esperanza de que lo malo, como lo bueno, se pasa rápido. La vida es una construcción de momentos y tú decides cómo vivirlos.
La invitación de la semana: que te pasen cosas increíbles que te hagan pasar a segundo plano las no tan increíbles. Que te suceda la maravilla de sobreponerte a las cosas y te maravilles riendo de que te has percatado de que puedes hacerlo.
¡¡Que tengan un lindo inicio de semana!!
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