Frases
Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.
viernes, 9 de enero de 2015
Te veo en ocho viernes (2o. parte)
Viernes de Relatos
La corte entra en sesión.
Así escucho cada que tengo que explicarle a alguien mi status con él. Es difícil de plantear. Ni a mí me queda muy clara la situación. En retrospectiva y sin diálogo, como película muda, me hace sentido. Sin necesidad de enterarme mucho, la entiendo. El sentimiento es claro y lo sigo. Cuando le pongo voz a los personajes todo se echa a perder. De algún modo mi parte se reduce a una simplista desesperada, tonta esperanzada, ridícula enamorada y algo ingenua. "Seguro ya está con otra, un hombre no te deja si no tiene a otra ya dispuesta" "¿Y lo vas a esperar? Sal con otros..." "Eso de esperar es una injusticia para ti" "Esperar es cobardía para cortar". Los alegatos son intensos y duros. De repente pierdo el foco de mi interés y empiezo la verborrea. Mis argumentos se debilitan y digo cosas que ni pienso ni siento, sólo para tener algo que decir en contra de lo que se me señala. Es bastante cansado defender un punto en el que crees sólo por la medida en que lo sientes verdadero. Y eso que siento, no lo puedo verbalizar. Sólo se enciende en mi abdomen, corre por todo mi cuerpo y me hace sonreír.
Entonces queda incomprensible mi defensa. Lo más empático que he escuchado es que no es tanto tiempo; que en ese plazo transcurre un verano, se toma un bimestre de clases y es a lo mucho lo que dura una mala película en cartelera. Así que el tiempo pasará volando y sin que me percate, el día final habrá llegado. Pero mi percepción sobre el transcurrir del tiempo no comparte esta opinión. A mi parecer las horas tardan más de lo normal en avanzar y la noche se retrasa en llegar.
Mi corazón late deprisa. Me consuela que el juicio social se ha terminado. La corte levanta la sesión. Todos están enterados. Unos me apoyan, otros no. Tengo un jurado dividido y no se ponen entre ellos de acuerdo. Mientras tanto los eventos siguen fluyendo. La espera apenas está comenzando y digan lo que digan, yo me mantengo firme en mi decisión, aunque los comentarios lastimen a veces...
Básicamente miro el calendario cuatro veces al día, como si éste pudiera cambiar si lo amenazo con mi mirada. Contagiada por el ritmo de la costumbre, las ganas de enviarle un mensaje de texto me torturan lentamente. Hago un esfuerzo sobrehumano para respetar el acuerdo de brindarle un espacio. ¿Cómo es posible que consiga esto? Me repito constantemente que debo atender su petición y que yo, libre y voluntariamente, accedí. ¿Por qué? Es la clase de cosas que uno hace por amor.
De él no he sabido nada desde entonces. Ha desaparecido y no ha dejado huellas qué seguir. Y mis instintos de Sherlock Holmes debo aplacarlos. No puedo quejarme de su ausencia, fui advertida.
Finalmente descarto un viernes de la lista de días que desfilan por aquí. Uno menos y ¡todavía faltan un montón!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario! Te leeré así como tú me lees