Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


viernes, 30 de enero de 2015

Te veo en ocho viernes (5o. Parte)

Viernes de Relatos

Estaba esperándome. Alzó la mirada apenas sintió mi presencia. Se levantó de su asiento y cruzamos miradas. Me acerqué hasta su mesa y él deslizó hacia afuera una silla para mí. Me senté en un movimiento suave disimulando los nervios que me carcomían.

Todas las horas pasadas nos habían conducido a esto: el momento de hablar. Pedimos un café para acompañar nuestra conversación. Trago a trago nos poníamos al día. Habló de cosas que se borraban al instante que salían de su boca... ¡mi ansiedad no me concedía retener nada de lo que decía! Sus labios me hipnotizaban al danzar al son de sus palabras. Sus ojos brincaban del café a mi cara y de regreso. Apuesto a que sentía lo mismo que yo.

En eso un silencio prevaleció. No me enteré a bien qué lo desató. Lo único de lo que pude percatarme fue que su mano acarició la mía, que sostenía la asa de mi café con fuerza. Sentir su roce fue una sensación que me atontó aún más. Escuchaba mi propio corazón latir rápidamente, mis manos sudaban y temía estar tan sonrojada que el maquillaje que con tanto esmero había elaborado sobre mi cara se hubiera perdido tan fácilmente. Vaya que temblaba. Era el día que esperé por tanto...

Me besó.

Electricidad recorrió todo mi cuerpo. Mi respiración se exaltó y mis ojos se cerraron tiernamente. Lo sentía regresar a mi lado, celebrando el anhelado momento. Sólo eso hacía falta. Las explicaciones sobraban.

Una gran felicidad se apoderó de mí.

Y al siguiente segundo se disipó entre la luz del sol que me despertó.

Resultó que todo fue un sueño. Sólo eso. Mi inconsciente me traicionó cruelmente en una mala jugada. Lo que por un instante me supo a gloria.me amargó el resto del día.

Duele tanto esta espera. Me cansa el dolor que se me clava en el pecho invadido de dosis de ilusión y desilusión al mismo tiempo. A veces creo tocar el cielo con mis dedos cuando imagino su regreso. A veces creo ser tirada al piso cuando imagino que no regresará.

La fatiga de mirar pasar el tiempo y aferrarme al acuerdo de no buscarle es difícil de llevar. Duele aquí en el pecho, pero con paciencia y calma tengo fe para continuar.

Tacho un viernes más en el calendario. Suspiro y pienso: ¿Acaso mi sueño podrá hacerse realidad?



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