Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


viernes, 23 de enero de 2015

Te veo en ocho viernes (4o. parte)


Viernes de Relatos

- Dame chance.

- No.

- Anda, no quedaron en no salir con nadie. - agregó - Y él ya está saliendo con otra.

¿Está saliendo con otra? Del susto dejé de beberme la naranjada y la puse sobre la mesa. Inmediatamente exigí una explicación.

- Así no más. Hay quienes dicen que los vieron juntos en la plaza comercial.

- ¿Tomados de la mano al caminar?

- ¡Qué se yo! Los vieron juntos.

- Así no vale. Tú y yo estamos juntos y no pasa nada entre nosotros.

- ... con ellos es diferente.

- ¿Por qué iba a ser diferente?

- ... ella es su exnovia. No sales con tu exnovia si no es para retomar las cosas. Sabes que dicen que donde hubo fuego, cenizas quedan.

Me quedé callada por un rato, meditando sus palabras. ¿Podría ser cierto lo que me decía? Aún cuando no hubiera nada entre ellos, la idea de que se estuviera viendo con su exnovia no me tenía tan contenta. El tiempo pedido se suponía que era para que se fuera a meditar a las montañas nevadas, haciendo ayuno y oración. Ahora resultaba que vivía la vida loca con la exnovia.

- ¿Tienes evidencias de lo que dices?

- No.

- Si no las tienes, son rumores nada más. A los rumores no hay que hacerles tanto caso, suelen ser producto de la ociosidad mental de la gente.

- Como quieras, yo sólo decía...

Sin pruebas no tenía mucho qué objetar. Claro que no niego que me brotaron unas terribles ganas de marcarle al celular y exigirle que me explicara a qué iba todo esto. Si acaso era cierto que salía con su exnovia, ¿qué caso tenía que me tuviera esperando? Sin embargo, su mensaje había sido claro, tenía que respetar esta distancia entre ambos. Lo había pedido solícitamente. No podía romper el pacto de ese modo. Además, hacerlo sería no confiar en su palabra, sería reconocer que la posibilidad de que él pudiera engañar y ser desgraciado. Yo sabía que él no era así. ¿Por qué iba a guiarme por los rumores? Él no podía hacer tal cosa. Así que me dispuse a calmarme y respirar. Era mejor contener el estallido de celos. Alguna buena explicación tendría que haber. Alguna buena razón que no me dejara con cara de tonta.

- Y bien, ¿me das chance entonces?

- ¡Ya te dije que no! No insistas, que no volveré a aceptar salir a comer contigo.

- Vaya, tú aquí negándote y el otro allá haciendo de las suyas.

- ¡Te he dicho que basta!

- Está bien, que me callo. Es sólo que no quiero verte llorar al final de todo esto.

Me entristecí al reconocer que aquello era una posibilidad bastante real. Esperar no era certeza de que iba a volver. Tal vez sólo aplazaba lo inevitable. Sin embargo, cabía también la idea de que regresaríamos, si no, ¿para qué tanto lío? Me puse mal de repente, tengo que admitirlo. La incertidumbre del futuro me acosa, despierta una terrible ansiedad dentro de mí. Y ahora, por si tenerlo lejos y en absoluto silencio no fuera suficiente, la imagen suya con esa tipeja me volvía terriblemente loca. Mucho con qué lidiar. Mi corazón empieza a sentirse una piltrafa emocional.

Podía dedicarme a dudar de él y a buscar argumentos que me dieran la razón para creer en lo ilusa que podía ser al esperar a que volviera. Podía pensar incesantemente en que él ya estaba con otra y yo no era más que la mujer con la que su cobardía no podía lidiar.

También podía callar mis locos pensamientos y confiar. Sí, podía aprender a esperar pacientemente. Sin locuras, ni divagaciones incansables. Más bien, esperar calmada y con oídos sordos, con la esperanza bien puesta en los vestigios de honorabilidad que alguna vez destellaron para mí en plena oscuridad.

Tenía dos opciones y elegí creer en él. En lo que conocía de él.


Un viernes más taché en el calendario. 

Esto de esperar sigue sin ser para mí.


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