Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


domingo, 22 de febrero de 2015

La última vez


Tal vez tengas suerte y te enteres de que esa es la última vez.

La última vez que lo besas, la última vez que le regalas un abrazo, la última vez que le saludas, la última vez en que le puedes tomar de la mano... Se habla mucho de las primeras veces. Fascinantes, grandiosas, parteaguas de la vida. Sin embargo, la última vez suele pasar inadvertida, no te enteras de que está ocurriendo a menos de que tengas suerte. Porque la primera vez roba tu atención, estás presente, sabes que sucede porque de nunca haberlo vivido, de repente ahí está. En cambio, la última vez no te manda avisos ni advertencias, simplemente ocurre que un día descubres que en los días venideros aquello ya no existe. Se esfuma por completo y que de querer revivirlo, tendrías que tener el poder de volver el tiempo atrás... cosa que es imposible.

La última vez te agarra por sorpresa. Tal vez no le gustan las despedidas y por eso actúa de esa manera. La última vez te recuerda que la vida es fugaz e inesperada. Un día lo tienes, al día siguiente ya no. Las cosas vienen y se van, también las personas obedecen este ir y venir. Y si no es por voluntad propia que se van, basta recordar que la muerte hace de las suyas para cumplir con este mandato. Porque un día, no sabes cuándo, todos hemos de marcharnos.

La última vez sabe a nostalgia. Sabe a sal. Se siente en el pecho y dan ganas de llorar. Si acaso esa última vez significa liberación y alegría, entonces sabe mejor. Aunque siempre queda el desdejo de la última vez, esa realista y verdadera sensación de que no volverá. Más vale que la hayas vivido al máximo, buena o mala, porque lo que trae después consigo, es diferente. Lo otro ya pasó, ya quedó atrás para siempre.

Queremos agotar los rituales en aquellas cosas que significan demasiado. Como si tal cosa las hiciera perdurar un poco más en el paso del tiempo. Pero no hay rituales para todo, y precisamente en esa cotidianeidad las últimas veces que se lleva consigo pesan un tanto más. Porque no nos detuvimos a darle su debida importancia, las damos por sentado, las hacemos tan nuestras, que nos olvidamos que un día nos serán arrebatadas.

Por eso más nos vale tener siempre claro que la última vez llegará. Para todo, llegará. Y si tuviéramos esa conciencia presente y muy clara, tal vez nos propondríamos vivir con toda la intensidad posible los instantes de nuestra vida. No desperdiciaríamos ni un instante, ninguno. Tal vez así se aminoraría la tristeza de decir adiós, porque supimos ponerle todo nuestro ser a eso que hicimos a diario.

Mi consejo: vive cada cosa que hagas, por pequeña que parezca, como si fuera la última. Porque nunca sabes cuándo será así. En cada palabra, cada respiro, cada pequeña y gran acción, deja tu corazón. Haz que el recuerdo que perdure quede bien albergado... no vaya a ser que pase desapercibido frente a tus ojos y ni te enteres de que estuvo ahí, por última vez para ti.



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