Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


viernes, 18 de septiembre de 2015

¿Y si digo adiós otra vez? (3o. Parte)


Viernes de Relatos


Esta tarde me miré otra vez al espejo. Ignoro si lo que yo miro le gustará a él. Si no pensaba decirme nada en un mensaje, no quedaba de otra más que aceptar salir con él.

Con las recomendaciones de mis amigas en mi cabeza sobre no enamorarme a la primera y no esperar una propuesta de ningún tipo, me encaminé a aquel café.

Ahí estaba Antonio, esperándome.

Le emoción me inundó. Los recuerdos de golpe me deslumbraron. Era él quien regresaba del pasado para reencontrarme años más tarde. Como si la esperanza que alguna vez abandoné se materializara. Los sueños, la ilusión y el encantamiento resurgieron inevitablemente.

- Hola - lo saludé con soltura, como si nunca nos hubiéramos dejado de ver.

Él corrió la silla de la mesa para invitarme a sentar. Había olvidado lo que un hombre educado podía provocar en mí.

- ¿Qué te ha traído por aquí? - pregunté sin más.

Él pidió unas bebidas para los dos y se acomodó en su asiento como si fuera a contarme la historia más emocionante de la vida. Y así fue... me habló de sus estudios en el extranjero, de su trabajo, de su genial puesto en la gran empresa, la compra de su primer departamento y el proyecto que le llevó a su orgulloso ascenso. Vivir en el extranjero no le fue fácil. Después de todo, dejó atrás a su familia. Nuestra despedida la lamentó, pero no podía hacer mucho en aquellos ayeres de nuestra juventud. Hacerse de amigos, hacerse de una identidad y de un hogar propio en el desconocido territorio fueron sus retos más grandes. Pero los conquistó airoso y se probó a si mismo que podía hacer lo que él se propusiera. "En verdad, el límite es el cielo" aseveró.

Le vi contento mientras compartía su relato. La había pasado mejor que yo en este tiempo que nos distanciamos. Él logró sus metas, se comió el mundo. Y claro, en toda esa experiencia no le faltó el amor. Lo encontró.

- ¿Y ella dónde está? - pregunté disimulando la decepción advertida.

- Eso es lo único que ha salido mal en este plan - concluyó cabizbajo - Me han ofrecido en el trabajo la posibilidad de volver a casa, mi verdadera casa, pero ella no quiere vivir acá. Precisamente la noche en que iba a entregarle el anillo se vio arruinada mi propuesta, porque por la tarde me lo confirmaron. Puedo regresar.

Regresar...

- ¿Y quieres regresar?

- Me encantaría. Siento que he hecho todo lo que quería y debía hacer. Pero llega ese día en que miras a tu alrededor y recuerdas que la idea de hacerte de tu propia familia, acompañado de los tuyos, es un sueño que no has abandonado. - suspiró triste - pero ella no quiere vivir acá...

Si mis tajantes amigas estuvieran aquí ya le habrían soltado un discurso que dictara: ¡¡pues déjala!! No quieren lo mismo, por qué te haces tonto.

Pero mis amigas no están aquí y no seré su portavoz. Mientras Antonio me miraba buscando un consejo, por que sino esperaba eso de mi parte, no entendía por qué no apartaba sus ojos de encima de mí. Incapaz de darle un consejo por mi propia subjetividad, le pregunté:

- ¿Por qué luego de tanto tiempo me has buscado?

Dejó de mirarme.

- Vamos, que merezco una explicación... no se vale aparecer de la nada para contarme todo esto que bien pudieras haberte ahorrado. Si buscas un consejo, tienes amigos que te lo den. ¿Por qué buscarme a mí luego de tantos años? No entiendo...

Antonio guardó silencio por un largo rato, pero finalmente se atrevió a hablar. Lo miré expectante mientras me sangraba la herida de saberlo con otra feliz, esa otra mujer que hubiera podido ser yo.

-  Necesito cerciorarme de que no siento nada por ti.



**No te pierdas la continuación en el próximo "Viernes de Relatos"!!!!!!


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