Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


viernes, 25 de septiembre de 2015

¿Y si digo adiós otra vez? (4o. Parte)


Viernes de Relatos


- ¿Y qué le dijiste? - preguntó mi amiga interrumpiendo mi relato sobre el viernes pasado.

- Nada, qué iba a contestarle.

- ¿... que tú sientes algo por él...?

- Pero no es del todo cierto...

- ¡Claro que sí! Te derrites sólo de pensar en él. Es evidente que sientes algo por ese hombre. Aún te gusta.

- Me gusta la idea del Antonio de hace años, pero seguramente ha cambiado...

- Y tú también.

- Exacto. - aseguré - En ese cambio, es posible que ya no nos gustemos.

- O puede ser que se gusten más...

Me sedujo la posibilidad, la ilusión me cobijó con una sonrisa ingenua. La idea de podernos enamorar otra vez y retomar lo abandonado en el pasado me parecía maravillosa. Me arrancó un suspiro su imagen en mi mente, su recuerdo frente a mí curioseando sobre lo que podía sentir por él.

- ¿Y cómo podría averiguarlo? - pregunté procurando ser sensata.

- De la misma forma en que hace años descubriste que te gustaba - sugirió con una risita pícara - Sal con él.

Salir con él. Esa sola frase me recordó cuando me invitó a salir por primera vez. Fue una tarde de febrero. Me llevó a cenar con el dinero de sus papás, pero que en realidad tuvo que hacer méritos para obtenerlo, pues aún cuando hubieran podido regalarle cuanto quisiera, ellos eran de la idea de que cada moneda debía ganarse con esfuerzo y sudor. Así que haciendo quehaceres y mandados de la casa, ahorró lo suficiente para congraciarse conmigo. Llegada esa noche, recuerdo que incluso quiso lucir acorde a la ocasión, porque eligió vestir un saco casual que le hacía justicia a sus jeans. Su loción y aroma de recién bañado me encantaron. La forma de conducirse conmigo me coqueteó al extremo y la conversación que tuvimos me desarmó por completo. Sus travesuras me hicieron reír y su osado espíritu creativo para salirse con la suya me fascinó. Sus ganas de inventarse sueños y sus elaborados planes para alcanzarlos me mostraron su seriedad e pasión. Lo cierto es que tardé pocos minutos en percatarme de que aquella mesa puesta en la terraza, con una linda flor adornándola y unas cuantas estrellas tintineando en el cielo, conformarían el gentil escenario que presenciaría cómo sutilmente me enamoraba de Antonio.

- Sal con él, he dicho - dictó mi amiga - Lo tienes que saber.

Mis labios hicieron una mueca y bebí de mi taza de café. 



**No te pierdas la continuación en el próximo ¡¡¡Viernes de Relatos!!!


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