Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


sábado, 7 de noviembre de 2015

Un ritual para decir adiós


Me encantaría que existiera el perfecto ritual para decirte adiós.

Con la despedida anunciada, hubiera creído que era posible maquinar los elementos necesarios para configurar el momento ideal. De antemano, la fecha en que te marcharías era de mi conocimiento. La hora era un misterio, pero cuando se trata de una partida inminente, que sea de día o de noche da lo mismo. Hubiera dado igual coordinar el brillo de todas las estrellas a un tiempo, que acomodar a todas las nubes en un rincón para que el sol se diera abasto en el inmenso cielo azul. Cualquier locura hubiera organizado para hacer esa hora menos triste.

Si existiera un perfecto ritual, seguramente vendría acompañado de un discurso atinado, asertivo, que procurara no desviarse en un guión melodramático. Nada exagerado para no importunar tus sentimientos, ni perturbar la decisión tomada. Serían palabras elegidas con cautela, que sonaran armoniosamente con un dejo de melancolía, pero con vistas de ánimo para después avanzar cada uno por su lado. Ninguna de ellas insinuaría ningún reclamo, ni tampoco alentarían una esperanza. Serían conciliadoras para ambos, y sabrían situar en un lugar lo que sentimos los dos sin necesidad de etiquetarlo.

Tal vez incluiría un instructivo para no tener que adivinar cuándo sería políticamente correcto abrazarte y por cuánto tiempo. Vendrían indicados los gestos de cariño que son apropiados para demostrarte. Un abrazo corto y dos largos, tal vez. Una caricia en el brazo y sujetar tu mano por máximo diez segundos... Mantener una distancia entre nosotros de un paso y medio... Derramar una lágrima discreta o llorar un poco más de la cuenta.

También incluiría un arriesgado consejo: Evitar regalos cursis u objetos que pretendan mantenerme viva en tu memoria o viceversa. Pues como decía Shakespeare: "Conservar algo que me ayude a recordarte, sería reconocer que puedo olvidarte". Y a ti, estoy segura, no te voy a olvidar.

Ese ritual me rescataría ahora mismo. Evitaría que mi ansiedad de no alcanzar a decir todo lo que tengo que decir, me hiciera pronunciar imprudencias. Detendría mis labios para reconocer sabiamente aquello que debo callar. Amedrentaría mi coraje por no poder echar el tiempo muy atrás y evitarme este mal trago. Me ayudaría a no justificar tu ausencia explicándome que tal vez a ti no te afecta en nada. Porque me recordaría que hubo un tiempo en que pareció que nos quisimos, aunque sólo me hubiera parecido escucharlo en tu silencio. Y que en realidad no está mal soñar con la ilusión de que con todo y todo, puede ser, que de algún modo entrañable, nos guardemos hacia el otro un especial sentimiento.

Pero no existe y busco inútilmente el mejor modo para despedirme de ti. ¡Más ridículo es tratar de hacerlo sin poder tenerte aquí! Sin embargo, si por una razón se inventaron las palabras, es porque se dan a entender por su profundo significado; y por ello no me queda otra forma para expresarlo, que sencillamente reunir esas letras e impregnarlas con todo mi corazón. Y espero que con ellas baste para que me entiendas, que todo lo que siento se resume en un sincero "Te quiero" y un resignado "Adiós". 





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario! Te leeré así como tú me lees