Viernes de Relatos
Han pasado dos meses desde su partida. No he sabido nada de él, más que lo que chismea imprudentemente su muro en Facebook. Fotos de calles en otro país, restaurantes, platillos decorados cuidadosamente y una que otra frase inspiradora, de esas que te convocan a hacer grandes cosas en la vida. Nada personal que me dé pistas de su razonamiento para irse así sin despedirse.
Repaso las escenas en mi mente. No encuentro argumentos para justificar su desaparición. Sólo el hecho de que le pedí tajantemente decidir por sí mismo y no por mí. ¿Acaso fue eso lo que le incitó a huir?
Su ausencia, aunque ya estaba acostumbrada a ella, me pesa sobremanera. Fue un destello su reaparición, no tendría que inquietarme tanto volver a la normalidad. Años han transcurrido sin él a mi lado. Ya sé de qué va esto... ya me sé cómo es la vida sin él. Entonces, ¿qué me ocurre?
Incapaz de comprenderlo, procuro no mirar su sitio en internet. Procuro ocuparme con tonterías para no tener ni un segundo libre para pensar en el lío que me ocasionó su regreso. Mis amigas hacen lo imposible por invitarme a salir y divertirme. Pretenden distraerme sugiriéndome conquistas de una noche. Esto sólo consigue que piense más en él. En lo que tuve, en lo que pude tener... en vez de estar cazando incertidumbres nocturnas.
Se marchó sin mí, otra vez. Es la realidad. Creo que debería empezar a aceptarla.
**No te pierdas la continuación en el próximo "Viernes de Relatos"!!!
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