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Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


viernes, 13 de noviembre de 2015

¿Y si digo adiós otra vez? (10o. Parte)



Viernes de Relatos


¡NO! No seré yo quien diga adiós.

Estoy subida en un avión con un rumbo algo incierto, puesto que al bajarme, no sé a dónde iré. Mis amigas buscan desesperadas la relación de las fotografías en Facebook con algunos sitios que podrían darme indicios de donde puede estar. Ese es el plan: buscarlo. Cuando lo encuentre... cuando lo encuentre... No seré yo quien diga adiós en esta vez.

Miro por la ventanilla del avión esperando el despegue. Recuerdo que el día de ayer ellas se hartaron de hablar conmigo acerca de él. Cansadas de que lo trajera a colación cada segundo, me introdujeron la loca idea en mi cabeza. "Ve por él". Esta sugerencia queda bien cuando se vive en la misma colonia, en la misma ciudad o cuando menos en el mismo país. Ninguna de las anteriores es mi caso. Sin embargo, animada por una loca ilusión y una diminuta esperanza, reconocí que no quiero dejarlo ir y que la única manera de recuperarlo es ir tras él.

Pasaporte, Visa y mis ahorros de dos años son mis únicos acompañantes. Mi estrategia es mi celular con un plan de datos suficiente para que mis amigas me aconsejen y no se agote el saldo en ese ir y venir de mensajes. ¿Maleta? Sólo un montón de ropa limpia que me quedaba en el armario. No me molesté en verificar que combinara. Algo arriesgado, pero pertinente por la falta de tiempo para actuar.

Como suele ser costumbre en esta ciudad, el tráfico aéreo atrasa el horario de salida. Empiezo a sentir los nervios que suelen seguirle al momento inspirado por la locura. Con la calma, se racionalizan los impulsos y de a poco pierden su ímpetu. ¿Qué rayos estoy haciendo? Debo bajarme de este avión. Estoy más que loca si creo que con aparecerme frente a su cara el tipo va a pedirme que me quede con él toda su vida. Me levanto desesperada del asiento. Empujo un poco a la señora a mi lado que ha decidido dejarse la maleta chica a sus pies, estorbando mi paso. El señor junto al pasillo se desplaza sobre su asiento rotándose para permitirme pasar. La aeromoza me pilla buscando mi maleta en el maletero. Me detiene procurando ser amable. Ya es tarde para escapar. Le explico con aspavientos mi urgencia y dramática necesidad de correr y regresar a casa. La aeromoza y otros tantos metiches me miran incrédulos e impacientes. No parecen simpatizar con mi petición, y por el contrario, la señorita me invita con tono de obligación inapelable, a retomar mi asiento. Entro en mis cabales y vuelvo a molestar al señor y la señora sentados en la fila de mi asiento.

Suspiro resignada. Están avisando que los celulares deben apagarse o ponerse en modo avión. Me dispongo a obedecer otro mandato. Empiezo a entender que la democracia no existe en este lugar, cuando entra a mi celular un mensaje. "Hemos localizado a Antonio. Esta es su ubicación". El mensaje paraliza todo a mi alrededor. Una pausa en mi respiración sugiere que estoy a punto de caer en una crisis nerviosa. ¿Cómo lo han conseguido?  Sin tiempo de preguntar detalles, llega el momento de suspender el servicio de mi teléfono. El despegue va a iniciar.






**No te pierdas la continuación en el próximo "Viernes de Relatos"!!!!!

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