Frases
Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.
viernes, 20 de noviembre de 2015
¿Y si digo adiós otra vez? (11o. Parte)
Viernes de Relatos
El avión aterriza. Quiero bajar desesperada, pero debo esperar a que los de las filas de enfrente se marchen primero. Al fin bajo del avión y espero a que mi maleta aparezca en el carrusel. Tarda un rato que se me hace eterno.
Filas, trámites de migración... ¿Motivo de mi visita? Encontrar al amor de mi vida. Si usted fuera capaz de ayudarme agilizando esto, podría encontrarlo más rápido. Vengo de México... sí, sí... turista... un hotel... ¿Lo he convencido? Me deja pasar.
Ahora lo que sigue. Encuentro un taxi y le doy la dirección que mis amigas a bien me han hecho favor de compartirme. El taxi lo busca en su celular sin preguntarme por detalles. La tecnología lo tiene resuelto. Allá vamos.
Me gustaría contemplar el paisaje mientras damos con la dirección, pero muero de nervios de sólo pensar que pronto le veré. No tengo ningún discurso preparado ni he ensayado alguna romántica declaración. Sin planes, le estoy buscando en otro país. ¿Estoy loca?
El taxi se detiene frente a un edificio enorme. Adivino que se tratan de departamentos. Parece contener miles de pisos en su estructura. Fácilmente cuento diez y de ahí calculo al menos otros tres bloques del mismo tamaño. Mínimo tiene 40 pisos. ¿Cómo sé en cuál vive?
Entro a la estancia, donde un guardia me mira de pies a cabeza con mi maleta arrastrando detrás de mí. Me observa con atención y me echa una mirada bastante seria. Infiero que no será de mucha ayuda contarle mi historia. Tengo que pensar bien en cómo voy a preguntar esto...
- Busco a Antonio. Sé que vive aquí, en alguno de los pisos.
- Señorita, cinco hombres viven aquí bajo ese nombre. ¿A quién visita?
Comienzo a describirlo con la esperanza de hacer bien la tarea para que pueda identificar al que me interesa. El guardia no hace ni el más mínimo esfuerzo por imaginar los rasgos que le estoy dictando. Estoy perdida.
- Vaya y averigüe más información. Así no le dejaré entrar.
Me doy la vuelta resignada y salgo del enorme edificio. Me siento en los escalones que sirven de entrada y acomodo la maleta a mi derecha. Vaya viaje... y entonces, como escena de película de amor, veo a contraluz aparecerse una figura humana acercándose hacia mí. No distingo bien quien sea, pero parece tener intenciones de acercarse a mí. ¿Será él?
Entonces descubro su identidad.
- ¿A quién esperas? - me pregunta una mujer con cara de buen samaritano. Por lo visto mi gesto de desilusión despierta su ánimo rescatador de almas en desgracia.
- He venido desde México buscando a Antonio.... - me miró extrañada- ...una larga historia. ¿Conoces a algún Antonio en este edificio?
Dubitativa y pensativa se animó a decir:
- Sí, de hecho sí.
¡La esperanza vuelve! Podría ayudarme...
- De hecho vivo con alguien llamado Antonio.
¿¡Qué?? ¿¡No será!?
- Es mi prometido. Y él es mexicano. ¿Será que es al que buscas?
En silencio sólo medité... qué más puede pasar.
**No te pierdas la continuación en el próximo Viernes de Relatos!!!!
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