Apostaría a que todos pasamos por ahí. Un día él o ella declaran que la relación ha terminado. Puede dolerte mucho o poco, resignarte rápida o lentamente. Como sea, es inevitable lo que procede, que es anunciarlo a todos. Afortunadamente, lanzar la noticia actualmente es más sencillo a que si "cortaras" hace unas décadas. El proceso de "enterarse" es más efectivo y reduce las posibilidades de encontrarte gente por la calle, meses después, que inoportunamente te preguntan interesadas por el susodicho(a) en turno. Ahora, este proceso es más ágil y te ahorra momentos incómodos posteriores. Sin embargo, la tentación de un contenido nada conveniente para tu reputación está presente. Ese aviso a tus amigos vía cualquier red social o medio de comunicación, puede marcar una tendencia a tu favor o en tu contra en los comentarios que giren alrededor de tu ruptura.
En mi experiencia, lo primero con lo que debes contar es con la seguridad que tienes en la decisión. Eso de cortar-volver-cortar-volver si no es en serio, puede aburrir a tus seguidores y dar una mala imagen tuya. Serás caracterizado por indeciso y en el momento en que sea cierta y certera tu decisión, no vas a tener el mismo impacto a cuando has quemado los cartuchos de consolación y empatía previamente. Mantén en bajo perfil las cosas si no estás seguro. No anuncies a los cuatro vientos lo que el mismo viento hará que cambies en instantes.
Una vez que tienes clara tu postura ante la ruptura, es momento de comunicarla. Si la gente no ardiera en sus entrañas por el chisme y el morbo, la sociedad sería diferente. Sin embargo, aceptémoslo, las personas querrán detalles sangrientos de la matanza entre los dos y no estarán contentas hasta escucharlos. Por muy pacífico que haya sido el asunto, querrán saberlo todo. ¡Pero calma! No cedas ante el impulso y el poder que te ha sido otorgado. En tu versión, serás tentado a generar un partido "Anti tu Ex" y contar la versión donde tú eres el mártir o el héroe. Calma. Respira. Por tu bien (y del otro de refilón) vale la pena que des un paso atrás y mires los hechos desde otra perspectiva. Cuenta objetivamente lo que realmente quieras compartir y elige bien a quién querrás compartirlo. No querrás armar un alboroto por una cosa tan cotidiana en la vida del ser humano (aunque si gustas, podemos encender las antorchas y cobrar venganza en tu nombre. Algunas veces el mitote melodramático ayuda a superarlo)
Pero vamos, estamos cuidando tu reputación. Es como cuando dos personas que han estado casadas se divorcian. Dicen que uno conoce al otro al momento de la separación. Éste es crucial y cada uno revela su yo interno y real. Las patologías esperan ese segundo de desesperación y frustración para aparecer. Cuando cortas puedes tirarte al drama y no salir de cama o tomar el sentido contrario y salir a donde sea y no volver a casa. Estar con todos tus amigos devorando los defectos del otro o bien, aislarte por completo en la soledad de tu desgracia. Sea el efecto que cause en ti, este hecho revela quién eres realmente y cómo tomas las caídas voluntarias o involuntarias de la vida.
Por ello, respira otra vez el dolor que te genera (que siendo poco o mucho, a todos nos duele) y déjalo ir en cada exhalación. Conforme creces aprendes a dominar "el arte de cortar con estilo". Esperanzadamente manejas la situación más sanamente a como lo hacías cuando era más chico de edad. Los días de depresión se reducen, las explosiones lagrimales son abundantes y agotas más pronto el tanque de agua que abastece tus ojos. Sigue doliendo pasados algunos días, pero practicas la resiliencia y recuperas la serenidad. "La práctica hace al maestro", dicen. Entonces, añade orgullosamente esa ruptura en tu lista de experiencias vividas y aprende a salir airoso de ese hecho. Poco a poco serás un artista del adiós y otros te admirarán por tu capacidad de llorar cuando hay que llorar, y avanzar cuando hay que hacerlo.
Existen algunos que se quedan atrapados y titubeantes en sus relaciones por miedo a sentir ese "cortón". A ti, felicidades por lanzarte a ello si es que lo has decidido alguna vez. Ese dolorcito horroroso es el precio a pagar por quitar lo que no quieres en tu vida. ¡Algo había que dar a cambio de esa dicha! Así es la vida. La tranquilidad que tendrás a partir de ahora es la que vale la pena (sí, la pena de llorarle un rato) y por esa ilusión de seguir adelante sin la piedrita en el zapato es que "cortas".
Ahora, antes de correr al Facebook a cambiar trágicamente tu situación sentimental, date un espacio para reflexionar y apapacharte. Ya cortaste, mantén en alto la frente y sal al mundo sin perder el estilo. Sólo ha sido un rasponcito o un hiper-descalabro. Sigues vivo y todo sana... todo. Siente el dolor y déjalo ir. Y toma en consideración los siguientes consejos, que te comparto para levantarte de esta caída:
a) Pon música alegre y que te haga bailar.
b) Canta canciones alegres. Evita las clásicas como "Ojalá que te mueras" o "La planta"
c) Come tu comida favorita. No te conformes con "lo que hay para comer hoy". Consiéntete.
d) ¡Arréglate! Como te ves por fuera es el reflejo de como estás por dentro. Ayudemos al interior arreglando el exterior.
e) Siente (déjate sentir) y llora y llora y llora. Dejarás de llorar, ya lo verás.
f) De una vez quítate frases como "no vuelvo a enamorarme", "el amor no existe", "nunca encontraré al que es para mí" "todos(a) son iguales"..... ¡Patrañas! Volverás al camino, ya verás.
Recuerda: no es evasión, se trata de no seguir cavando. No les entregues a tus amigos una pala para que te ayuden a cavar el hoyo, pídeles su mano para salir de éste.
Finalmente: Ánimo. Cortar es vivir. Si has cortado... estás viviendo. ¡Bien!
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