El maldito riesgo de encontrarte a tu ex
Está dicho que recuperar las andanzas de tu vida social es parte del proceso de bienvenida y celebración de tu regreso a la soltería. Es una especie de ritual. Tiene sus reglas, sus desventuras y su celebración una vez que lo lograste. Salir a la fiesta es en sí sencillo. No requiere de mucho. En situación normal, básicamente consiste en salir de tu casa y asistir a un sitio que cumpla con los criterios que te aseguren diversión según tu personalidad. No hay más que eso. Sin embargo, salir a divertirse, cuando los amigos en común, los sitios en común y la forma de divertirse en común con tu ex acechan; vuelve tu salida en viernes peligrosa. Existe una diminuta y real posibilidad de encontrarte con él. Lo peor: encontrarte con él acompañado de alguien más. Peor aún: encontrarte con él acompañado de una mujer candente e inteligente, hermosa por fuera y aparentemente por dentro. (O una mujer terriblemente fea que te indigne si por "eso" te dejó) La amenaza es: encontrarte con "tu sustituta."
Así que, para regresar a la vida social en ese breve período de dolencia fresca en tu corazón, requiere de tu parte una sobre exigencia como plan en caso de que te encuentres en el aprieto de enfrentar a tu exnovio. Lo más irónico, es que por muy preparada que estés... va a doler.
Sabemos de antemano los usuales consejos planteados que te suponen una ventaja en este tipo de situaciones. El primero y más popular: ¡arréglate como nunca! Ese día estrenas ropa, usas los tacones con los que no sabes caminar, usas el vestido ajustado que mejor le va a tu figura y "metes la panza" así tengas que evitar respirar. Tu cabello está sedoso y no te concedes mover tu cabeza para no desarreglar el peinado perfecto que has tardado horas en el baño para conseguir. Tu maquillaje te queda hermoso y no cabe duda: estás lista para conquistar a cualquier hombre que te encuentres a tu paso.
La realidad es que aún con la maravillosa facha con que te presentes. La actitud es la que marca la postura que quieres defender. Ésta debes tenerla clara de antemano. ¿Quieres presumirle de lo que se perdió? ¿Quieres tentarlo a ver si cae para una última despedida romántica? ¿Quieres una probadita de lo que es estar con él una noche más? ¿Quieres demostrarle que lo has dejado atrás y no te importa su existencia? Cualquiera es válida siempre y cuando la tengas clara.
Y según lo que decidas será tu proceder. Lo frustrante sería que con tu arreglo y actitud anhelaras una oportunidad de cambio y vuelta a lo que tenían. Creer que mágicamente se le abrirán los ojos que había tenido ciegos ante lo maravillosa que eres, y súbitamente te pida regresar de novio contigo es mínimamente probable, por no decir imposible (aunque en realidad lo imposible puede ser posible si nos las ingeniamos). Ignoro si eso le ha funcionado a alguien, pero más allá de un rato de coquetería e insinuaciones o una noche de pasión, nada más va a ocurrir si la relación ha sido oficialmente concluida con todos sus estatutos definidos.
Por ende... ¡qué más da lo que suceda esa noche! Por unas horas compartirás el mismo espacio terrenal y respirarán del mismo aire. Él estará ahí en lo suyo y tú estarás ahí en lo tuyo. Si lo meditas, tu actuación no afectará el resultado final. Suceda lo que suceda, al final de la noche, cada uno se irá por su lado, y la normalidad previa al encuentro volverá a la mañana siguiente. Tal vez te enredes un rato pensando en lo que "hubieras podido decir" o en lo que "hubieras podido hacer". Sin embargo, el desenlace sería igual, los hechos permanecen intactos. Lo único que podrías perder es la paz que tanto te has esforzado en tener.
Esa paz de la que hablamos es la que debes defender a toda costa durante ese encuentro fortuito que te regala la vida. Tu calma, tu serenidad y tu tranquilidad son los elementos en los que debes enfocarte. Si saludarlo te da paz, hazlo. Si charlar un rato con él lo hace, hazlo. Si ignorarlo toda la noche te da paz, hazlo. Tú sabrás qué es lo que mejor te va. El criterio de elección de cómo enfrentar la situación es ese: Haz lo que verdaderamente te de paz. ¡¡Protégela!! Una vez alguien me dijo: "Defiende tu paz, que es lo único que verdaderamente tienes, ni siquiera la vida, porque esa es prestada". (Sensei Josué Novoa) Así que cuando él se marche del sitio o tú lo hagas primero, que no te quede un sinsabor en la boca, ni una añoranza o decepción provocada por la expectativa quebrantada. No esperes ni anticipes sus movimientos. Evita analizarlo como espécimen en laboratorio y vuelve la mirada en ti. Estarás tranquila ante lo que ocurra.
A veces dedicamos horas a idear planes alternos de acción emergente cuando nos encontremos al exnovio. Tramamos opciones y tejemos redes que provoquen el efecto deseado en él. ¿Por qué no dejar eso de lado y atender el efecto que él cause en ti? Todo se reduce a que tengas claro qué te da paz. Ese estado por el que te has esforzado en recuperar tras la ruptura es el que no quieres perder. Reflexiona qué te mantiene así, y ve tras ello. La vida continúa y podrías evitar volver a ella, pero es tan breve y sorprendente, que por un hombre no vale la pena que te la pierdas. La vida es superior a esa mala experiencia, así que respira hondo y ¡a seguir!
Disfruten todos su viernes social. (aunque te quedes en casa, disfrútalo) Y suceda lo que suceda, recuerda: la vida es aquí y ahora.
Que tengan un genial viernes.
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