Inspirado en colaboración de Estephanie Rosas
"Ya encontrarás al bueno" "No te apures, ya llegará el hombre para ti" Podría seguir enlistando las frases que se nos sueltan cuando dejamos atrás una pareja. Lo que todas tienen en común es que giran en torno a la esperanza de que llegará alguien más a ocupar la vacante que se ha desocupado.
Lo frustrante de escucharlas, es que en ciertos casos y a cierta edad, estas palabras redoblan absurdas en los oídos, y aún así son las frases favoritas para enunciar tras la perdida de una relación. ¿Se percatarán de la trascendencia de lo que ocurre? Permíteme explicarte.
Básicamente esta situación refiere a una pérdida. Es así: un duelo. Cuando una persona frente a ti atraviesa esta situación, lo que quieres (si la estimas) es empatizar con ella para apoyarla. Y en ese instante incómodo de silencio y llanto, es donde uno reconoce, si es sabio, que no se sabe qué decir a menos que realmente empatices con ese dolor.
Empatizar con el otro consiste en dimensionar la emoción del otro a través de una situación propia lo más similar posible a la suya. Experimentar lo que la otra persona experimenta para desde ahí establecer el contacto. Por ejemplo, en un funeral, las palabras parecen desaparecer de nuestro vocabulario cuando nos encontramos con los que sobreviven a la persona que se ha marchado. Un abrazo logra el cometido. ¿Pero te ha pasado que te digan "lo siento", y casi te vean feo porque cómo vas a sentirlo tú? Más allá del debate que esto pueda despertar, lo que es cierto es que para poder dar aliento o consejo, necesitas haber experimentado el dolor del otro en ti mismo. Porque de otro modo, tu consejo puede caer tan mal como un "no te apures, ya llegará el hombre que sí es para ti".
No se trata de suplir a las personas que se van. Cuando has perdido a alguien, de la manera en que haya sido, duele y duele mucho. A veces más, a veces menos, pero duele. Y el dolor de otra persona no puede minimizarse. Al contrario, debe comprenderse en la mayor posibilidad de empatía que nos sea permitida. Así es como alguien puede ayudarte a seguir. Las frases estereotipadas están vacías. Las que salen de la empatía son más poderosas. Las que te consuelan, son las palabras que emiten las personas que realmente se han detenido a degustar un poco del trago amargo que estás tomando. Esas son las que te ayudan a avanzar.
Así que, básicamente somos muy malos para apoyar las pérdidas, porque en sí tenemos la tendencia a evitar sentir dolor. Evitamos que nos duela... y con mayor razón, evitamos que nos duela lo que no es nuestro.
El dolor es parte de la vida y tenemos que sentirlo. No puede dejar de doler si no se acepta. Por esto, a la próxima que tengas que vértelas con él... mira el dolor con todos sus colores y abrázalo, sólo así se irá. Y a los que te rodean: ayúdalos a abrazarlo también, no a huirle.
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