Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


domingo, 3 de agosto de 2014

Ayer no existían las princesas


Aunque las princesas por concepto siempre han existido, no fueron el motivo principal de las fiestas de disfraces, ni de los cumpleaños cuando era niña. El rosa exagerado, las coronas, la diamantina y los vestidos pomposos son relativamente recientes. Digo "relativamente", porque aunque la idea de ser princesa siempre ha encantado, hasta ahora se ha explotado en cantidades tremendas.

¿Con qué soñaba en mi época de soñar? Eran otras las historias que cautivaban la atención. No soñábamos con un príncipe que llegaba a rescatarnos, pero sí con un "chavo" que fuera capaz de mirarnos profundamente y de echarnos ese vistazo que nos hacía súbitamente visibles. Era esta otra clase de tramas que se mantiene vigente en las películas. La mujer cuyas cualidades pasan desapercibidas y sólo los dignos de ella las ven. Mientras eso ocurre, la soledad, la añoranza y la fantasía engalanan sus suspiros.

Las películas que transmitían en la televisión de eso iban. La no popular y poco arreglada era la que se quedaba con el más guapo y popular. Su antítesis. Ella le suministraba un poco de su valiosa autenticidad y él le sacudía el disfraz para concordarlo con su belleza interior. Esta idea podríamos situarla en el escenario de la realeza que supone a las princesas, pero estas muchachitas no usaban corona sino braquets, y en lugar de vestidos hermosos, pantalones de mezclilla deshilachados; en lugar de zapatillas de cristal, unos buenos pares de tenis.

Lo que quiero destacar de todo esto, es que la idea de ser vistas por los ojos correctos, cuando menos pretendemos ser miradas, es lo que mantiene vigente la idea de soñar con un hombre que represente esta contraparte. Tal vez reconocemos que hay momentos en nuestras vidas en que no nos sentimos lindas porque tenemos líos grandes en nuestra cabeza como para preocuparnos por cómo nos vemos en el espejo. Son esos momentos de encrucijadas trascendentales los que nos hacen mirar para otro sitio. Momentos terribles donde nos sentimos perdidas, incubadas en un capullo esperando nuestra transformación. Quien en esos momentos tan desafortunados es capaz de hallarnos lindas y hermosas, valiosas e interesantes, se lleva nuestro corazón. Porque no tendríamos mejor evidencia de un amor desinteresado, que aquel que se enamora de nosotras en nuestra peor presentación. Así, cuando nos despojamos del capullo como mariposas emprendiendo el vuelo, seremos capaces de detectar qué miradas son más reales que las otras.

Soñar con ese "chavo" que aparece en nuestra vida para ayudarnos a proyectar hacia afuera lo que realmente somos, es un sueño que teníamos cuando no nos saturaban las princesas; y que en realidad ellas también nos copiaron. Porque finalmente, cuando crecemos nos damos cuenta de que no necesitábamos esa muletilla de un hombre que nos diera un empujoncito para hacer lo que nosotras mismas podíamos hacer. Esa idea de ser reconocidas por otro nos hace ilusión de que no estamos tan erradas en el camino que estamos andando para descubrir quiénes somos. Nos asegura que aún cuando parecemos no encajar, ya estamos encontrando nuestro lugar.

Así que, si en el camino del descubrimiento de tu identidad tienes la suerte de que en el paso se enamoren de ti. Vaya.... disfruta a ese "chavo" o a tu príncipe. Los cuentos de hadas no son para toda la vida, pero si pudiste tener uno por un día, vívelo feliz para siempre.


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