Frases
Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.
sábado, 21 de junio de 2014
El poder de estar relajados
Es impresionante cómo la relajación coadyuva al goce de la vida. Con esto, me refiero a todo lo que nos sucede; todos esos elementos, instantes, segundos e ingredientes que componen la vida. Todos.
Si estás relajado las emociones no te superan ni dominan, tienes mejores oportunidades de experimentarlas y luego dejarlas ir, para que no se añejen en tu interior y desencadenen luego enfermedades físicas. Si estás relajado, sientes lo poderoso que eres y es más fácil abrir los ojos a todo lo que vives. No huyes, no corres, las prisas no te rigen, ni te paralizas ante las cosas. Si estás relajado, simplemente es posible poner todo en su justa dimensión y aceptar, que no es lo mismo que resignarse, no, no. Va más allá.
La relajación te dispone al goce de la vida. Las tensiones y el estrés aceleran tu cuerpo e imposibilitan tu capacidad de fluir. Los objetos están sometidos a un efecto similar. Lo que está duro, se rompe en el choque; lo que es suave, no pierde su integridad. Un lápiz lo rompes en dos enfocando la fuerza suficiente en un intento de doblarlo. El algodón no se puede romper bajo las mismas condiciones. (Aunque con esto algunos amantes de la física querrán ahondar en una explicación teórica más profunda, este es mi mejor ejemplo burdo para ilustrar la idea) El asunto es que la tensión acumulada en nuestro cuerpo hace daño, mientras que un cuerpo relajado no padece de los mismos males.
En mi experiencia, las emociones fuertes me resultan aterradoras. Una emoción fuerte la definiría como el acto de subirse a la montaña rusa que tiene dos vueltas invertidas en su recorrido. Otra experiencia aterradora sería una que implicara dolor intenso. Curiosamente en ambos casos, la respuesta es relajarse. En el primer ejemplo, cuando pregunto a quienes tienen el valor de subirse a estos juegos mecánicos cómo hacen para adquirir el gusto de subirse, ellos contestan: "Me gusta, lo disfruto" Y os aseguro que no se tensan ni petrifican mientras hacen fila para esperar su turno de treparse al vagón. Estando arriba, simplemente se dejan sentir la emoción y gozan del viaje.
Así también funciona en mi segundo ejemplo. Cuando te has golpeado, caído o te han puesto una inyección, el dolor se aminora si lo primero que uno hace es relajarse. Porque el cuerpo al estar relajado permite que entre el aire y lo oxigene. Y precisamente ahí está la clave para los que eternamente nos preguntamos durante nuestras vidas: Ya sé que debo relajarme: ¿cómo se hace? "Respirando correctamente".
Respirar relaja. Una respiración profunda que privilegia la exhalación. Espalda recta, manos sueltas y descansando sobre nuestro regazo. Piernas no entrecruzadas y con las plantas de los pies apoyadas sobre el piso. Recuperar el ritmo natural de la respiración. Evitar que se acelere en una simulación de respiración o que la contengamos prolongadamente. Respirar con calma, disfrutar respirar.
La relajación saca de nosotros mismos lo mejor para vivir intensamente, porque esto significa permitirse sentir cada momento sin cargarlo y guardarlo. Sientes lo que vives y si ya no lo estás viviendo, también eso que sentiste lo dejas ir. Así, relajados y en calma se disfruta la vida y de repente, te atreves a hacer más cosas o a retomar cosas que hacías antes.
La ansiedad y los nervios te arrebatan tu goce. Te acorralan poco a poco y te cierran puertas. Estar relajado las abre.
No te pierdas tu vida. Respira y relájate. Disfruta, que vida sólo hay una y es hoy.
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