Frases
Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.
lunes, 16 de junio de 2014
El último día de tu vida
Dicen: vive cada día como si fuera el último
Si al despertar tuvieras la fortuna de enterarte que precisamente ese día será el último en tu vida: ¿Mantendrías tu agenda con el mismo plan con el que te acostaste la noche anterior? Si sospechas que no sería así, tal vez quieras hacer algunos ajustes en tu vida hoy. Sin embargo, si te dispusieras a vivir cada día haciendo aquello en lo que preferirías invertir tu tiempo, te percatarías de que no puede ser así tu día diario.
¿A qué me refiero?
Esa frase de "vivir cada día como si fuera el último" no se refiere a realizar exclusivamente durante todos tus días las actividades que te traen goce. Si lo que amas es viajar, no se refiere a que nunca estarás en casa ni regresarás al lugar donde vives. Si lo que amas es estar con tus hijos, no se refiere a que vivas las 24 horas sin despegarte de ellos. Si lo que amas es bailar, no se refiere a que no hagas otra cosa más que eso. Más allá de encontrarte realizando eso que amas, se trata de que ames cada cosa que te halles haciendo en este momento. De lo contrario, muchas personas podrían eliminar sin titubear su trabajo de oficina que les agobia con juntas y elaboración de informes, llamadas y reuniones con sus jefes. Tal vez fuera lo primero que borrarían de su "último día de vida", pero lo cierto es que la ignorancia de la fecha precisa de nuestro último día de vida, nos impediría deshacernos por completo de los quehaceres engorrosos que a veces tenemos obligación de hacer. Es decir, no puedes desafanarte de tus obligaciones diarias para vivir con esa fantástica agenda que planeas si hoy en la noche fueras a morir.
Lo que pretende enseñarnos la frase, va más allá. Precisa que nos des cuenta de que cada instante debes gozarlo intensamente y no esperar a que vengan mejores días para empezar a disfrutarlos. Que tu recorrido diario esté lleno de cosas satisfactorias y que estén entretejidas con un propósito fundamental. Que no pases presenciando cada atardecer lamentando no poder hacer algo más. Lo que hagas, debe gustarte y servir para tu felicidad. Los sinsabores no pueden ser más fuertes que el sabor natural de lo que haces. Se trata de que cada cosa que integra tu vida le dé un sentido superior a tu existencia, con el que te sientas pleno, con el que te sientas feliz.
Es ser consciente de que no sabes cuándo vas a morir, y que cuando la muerte apremie, no te sorprenda lamentándote, sino en calma y paz. Consciente de que hiciste siempre lo que debías y querías hacer. Que cada detalle y pequeña cosa de tu día conformaba tu plan e idea de felicidad.
No esperes a vivir mañana, vive hoy, porque nunca sabes cuándo dejará de llegar un "día siguiente". Lo que tienes es este preciso segundo. ¿Cómo lo estás aprovechando? Habrá actividades que realices por obligación y responsabilidad, y que sin ellas no podrías tener las que disfrutas. Así es. Sólo no las olvides por cansancio o falta de tiempo. Equilibra tu vida, dale a lo que más trascienda su justa medida. Entonces sí, lograrás que cada día te haga sentir vivo. Si lo consigues, cuando despiertes y te adviertan que vas a morir por la noche, no estarás borroneando tu agenda y corrigiendo lo escrito, harás justo lo que tenías pensado, porque eso que eliges vivir, es lo que hace que seas feliz.
Siempre disfruta vivir.
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