"No te comas las letras" dicen en la escuela... Pues bien, esto pasó ese día.
Esa tarde tenía hambre, mucha. Así que abrí el refrigerador con toda la intención de comer lo que fuera. Busqué en la repisa del jamón y las salchichas, pero estaban totalmente vacías. Jalé el cajón de las verduras y tampoco hallé comida. Envases vacíos, envolturas sin contenido. No había nada en ese refrigerador.
¿Qué podía comer?
Cavilando en mis pensamientos, me froté la frente con la mano. Torcí la boca y pasé saliva. Mi estómago gruñó, ¡quería devorar! Apreté los dientes haciendo fuerza para controlar los músculos de mi estómago. Algo que era evidentemente absurdo pues éste se manifestaría en ruidos atroces contra mi voluntad. Pasé saliva y me degusté un delicioso sabor... pasé saliva otra vez. Sabía bien.
Alg estab calmndo mi ambre. Repentinamnte un sabor entre dulc y seco acariciaba mi lenga. Sentía saciar mi necsidad de alimnto. ¿Cómo era esto posble? Empecé a sonreír y me retiré a mi abitación.
Mi estómgo parecía estar de acuerdo con lo que recibía. En la medida n que evocaba cietas ideas me sentía más satsfecha. Lo curioso, s qe no necestaba pnsar más en comida, por alguna extraña razón, pensr en otras cosas me iba mejor. Si pensba en elefantes, especies y retretes, un sabor agridulce me hacía salivar. ¡Grands lfants, spcis y rtrts! ¡¡¡Dlicoso!!! Si pnsaba n armarios, amasadoras y asadoras, ra como llvar azúcar a mi boca. ¡Grnds rmrios, msdors y sdors! ¡¡¡Xquisito!!! La a y la e, saben muy bien. Quise probar otras letras, esta vez consonantes para acompañar. ochimilco y Méico tenían algo de sal. Un cameo, la orona, una aga y la ama de una vela, encendían con picante mi lengua. Será mejor probar el ile, un ileno y una ilena. A los que podía agregar un poco de oológico, ajedre, jere y ebras. Rayos, ésta última no lleva z.
Mi estmg se pso feliz con aqllo y dejó de qjarse. Ya no tnía ambre. El únco problma fue q dsd entoncs dicn que hablo como escrbo en mis mensjs de txto. Ya no he vuelto a pasar ambre, pro sin letras no soy igual.
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