Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


lunes, 19 de mayo de 2014

Eduardo y sus canciones


La historia está compuesta por notas y palabras, canciones desde el inicio hasta el final. Por alguna razón que desconozco tenías un talento para encontrar una canción que le acompañara al momento que vivíamos. Ahora, cuando la nostalgia del pasado quiere apoderarse de mí, me acecha con música que me recuerda inevitablemente a ti. Escapar de tu recuerdo, es escapar de la música... casi imposible.

Nos conocimos en mi lugar de trabajo. En una junta a la que pocas ganas tenía de asistir. La clase de reuniones que se agendan por la tarde justo a la hora de salir. Es curioso que en el medio de la rutina laboral el consultor con quien había que hablar fuera el hombre que me hiciera suspirar.

Tu aparición en una de las fiestas de una convención, que organizan para despejarnos un rato fue el parte aguas. Ignoraba la existencia de "En un solo día" y como dicta la canción, tal parece que en un sólo baile nos entregamos la vida. Bailamos merengue y Cupido nos flechó. Sin bien conocernos, nos empezamos a extrañar cuando cada cual partió para su habitación en aquel hotel de Querétaro. La noche nos cautivó con su luna reflejada en la alberca. Simplemente pasó que el sentimiento venció las reglas que había y nos enamoró.

Tal vez no fue coincidencia encontrarme contigo, tal vez eso lo hizo el destino. Recuerdo cuando dormí en tu pecho y desperté con tus besos. Sabía que pronto estaríamos unidos. Extrañabas mi sonrisa traviesa y decías que vivía contigo. "Colgando en tus manos" me arrancaba sonrisas mientras viajabas a Fortín de las Flores y yo... te esperaba ansiosa aquí en el DF. No perdíamos la esperanza de hablar, queríamos beber de nosotros lo prohibido. Lo más genial: no nos dejamos caer.

Si acaso nuestro inicio tuvo sus tropezones al son de "Ya lo veía venir" y tu descaro encantador mezclado con mi desfachatez aterradora, nos tentó a besarnos en el coche un "Jueves". Desde entonces, abrías los ojos con el alma mojada y ganas de mí. Una ranita nos enseñó que no era malo lo que hacíamos sino lo que dejábamos ir. Una mañana nos decidimos a ser felices y cada beso era un beso "A labio dulce".

Las emociones eran superiores a nosotros. Un impulso que mantenías en mis oscuros ojos negros. La sonrisa que se dibujaba en tu cara, tenía que ver con la brisa que abanicaba mi mirada. Te rompía las entrañas, bebía del sudor que empaña el cristal de tu habitación. Loco te estabas volviendo y también yo, tanto "Como camarón". Y todavía sigo un sueño, muy real y muy profundo... que no le quiero olvidar.

Tú y yo éramos un remolino de emociones a flor de piel. Me contagiaste tus sueños y te creíste mis bromas. Tu "Poker face" producía la adrenalina para anticipar lo inesperado. El efecto de tu sarcasmo y humor agrio podían hacerme olvidar los malos ratos. Mi sentido del humor tan básico te hacía sonreír inevitablemente. Tus ganas de comer el mundo y ponerlo a tus pies, encendían mi voluntad de perseguir mis más locos sueños, creyendo que era posible materializarlos. Tu falta de filtros y mi exceso de prudencia se combinaban a la perfección. Vivíamos jugando y las reglas las hacíamos tú y yo.

¿Por qué se terminó? Lo supiste desde el inicio, apenas lo estoy entendiendo yo. Tal vez fui estúpida al dejarte ir. Sé que tenía mis problemas, pero tú también estabas hecho un desastre. Aún así pertenecíamos el uno al otro, entonces y siempre. Tú tienes un pedacito de mí, ¿sabes? y honestamente: "Mi vida apesta sin ti" (My life would suck without you).

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