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Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


domingo, 11 de mayo de 2014

¿Qué duele más?

El dolor es una experiencia sensorial y emocional (subjetiva), generalmente desagradable, que pueden experimentar todos aquellos seres vivos que disponen de un sistema nervioso central. Es una experiencia asociada a una lesión tisular o expresada como si ésta existiera.  
El dolor. Wikipedia. Recuperado en http://es.wikipedia.org/wiki/Dolor con fecha de 11 de mayo de 2014


En una tarde cualquiera, debatimos consumidos por el placer de divagar. Les comparto la interesante interrogante que fue ¿Qué duele más físicamente? Es importante acotar que abordaré el dolor físico, pues aunque se liga con el emocional, el asunto es desenredar el misterio del dolor que nos provoca nuestro cuerpo cuando se hace escuchar y nos hace gritar o llorar.

En primer instancia, los dolores más comunes saltan a la lista y se apresuran en competir por cuál será el que más duele. Se enfilan orgullosos los dolores de oído, de muelas, de estómago, fracturas, de cabeza, el parto, menstruación, cálculos renales y suturas sin anestesia. El galardón a qué duele exige una primer criterio: ¿se le podría premiar a un dolor que se produce por una actividad para la que el cuerpo en sí está diseñado? Me explico. Referirse a una fractura expuesta implica un incidente clave para que esto ocurriera. No es que los huesos naturalmente posen para nosotros en esta presentación. La normalidad se interrumpe y sucede. Sin embargo, cuando se habla del dolor del parto, nos referimos a un suceso que el cuerpo de la mujer debe enfrentar para dar a luz. Incluso el dolor que se siente podría mitigarse a través de respiraciones controladas y relajadas. Podríamos objetar que respirando el dolor disminuye. Pero entonces: ¿la persona con fractura expuesta, también tendría la posibilidad de respirar y sentir alivio? Por ende, aceptaremos en el debate los dolores relacionados a la vivencia de la femeneidad.

El siguiente problema en esta divagación, ocurre cuando el criterio de comparación entre estos dolores no puede ser valorado por ambos sexos. Entendamos que para saber qué duele más, tendrías que haberlo experimentado en carne propia alguna vez. Imaginar el dolor que se siente no sería justo si se trata de clasificar el mayor dolor. Por consiguiente, tendríamos que basarnos únicamente en las experiencias ajenas y sobre eso determinarlo. Nuevamente caeríamos en una subjetividad. Si una mujer madre de familia ha sabido relajarse y su umbral del dolor le permite tener un parto de aquellos que muchas envidiarían, probablemente indicaría que duele más una muela del juicio que emerge desviada y dispuesta a empujar a las demás muelas. Por ende, el referente es subjetivo. Entonces, sólo podríamos hablar de generalizaciones o casos particulares.

Los ánimos se calentaron en este ir y venir de argumentos y contra argumentos. Y tal vez tú ya has iniciado una discusión sobre este tema si es que algo has querido objetar; o tal vez estés de acuerdo. Como podrás sospechar este tema aparentemente sencillo puede ser bastante polémico. Entonces, lo mejor fue darle un giro a la conversación. Mantengámonos con el tema del dolor, pero apostemos a ver quién posee mejores experiencias e intensas que valgan la pena denominarte como experto del dolor.

Pues bien, te sorprenderían las anécdotas que surgen de esta idea, pues si se trata de competir por quién sabe más del dolor, todo tipo de accidentes pueden contarse. Por ejemplo, un amigo que decidió usar el hielo seco para congelarse un área de su brazo. Se congeló a tal grado, que todos sabemos lo que ocurre cuando un golpe atinado da con un miembro congelado. Al parecer éste lo ignoraba, y cuando abrió la puerta de la enfermería, en su falta de agilidad, con la perilla se golpeó y tuvo que despedirse de un pedazo de su piel. Sí, aquí es cuando uno agradece ver películas como Límite Vertical, Los piratas del Caribe y otras tantas, que demuestran el efecto del hielo en tu cuerpo y qué tan fácil es romperlo en esas condiciones.

Una experiencia muy usual es que te suturen sin anestesia. Varios son los casos que se cuentan de esto. ¿Por qué? Lo ignoro, pero de que ocurre... ocurre. Entonces, quienes han experimentado este tipo de dolor, lo cuentan o como la mejor hazaña de valentía que tienen en su historial o como la desagracia más indigna que han atravesado. Otros dolores sorprendentes y más frecuentes son las migrañas. Pueden jugar con tu visión y tu equilibrio. Sientes la cabeza en explosión y la sensación de dominio de tu cuerpo.

Lo interesante en estas experiencias es reflexionar: ¿cuántos tipos de dolores te han ocurrido? ¿Qué tanto has vivido el dolor? Puedes incluir o no los comunes como: raspaduras, pellizcos, quemaduras, torceduras, cortadas, golpes al caer... pero enlistando aquellos que te inmovilizan o te hacen sudar: ¿a cuántos asciende tu listado? Te doy ideas: colitis, apendicitis, otitis, fracturas, dislocaciones, suturas, partos, migrañas, , cólicos, entre otros.  ¿Has sentido algunos de ellos o todos?

Es divertido contarlos y compararlos con tus amigos. La experiencia del dolor nos hace fuertes, y descubres que (omitiendo los dolores relacionados a la mujer -- ¿me entienden cuáles?) pueden ser consecuencia de la falta del cuidado propio. Algunos podríamos haberlos prevenido de ponernos más atención. Como quiera que sea, elegir cuál duele más, considero que tendrá que ver con la percepción y experiencia de cada quien. 

Y quién sabe, tal vez puedas ser de esos afortunados cuyo cuerpo no tiene nada qué reclamar, y ni te enteres de lo que te estoy hablando hoy.   

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