Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


martes, 27 de mayo de 2014

¿Estás de su lado?


Cuando estaba en la escuela y era niña, era fácil tomar partido. Es una reacción común querer estar del lado de alguien cuando se genera un conflicto. Si tu mejor amiga se pelea con alguien, ese alguien inmediatamente pasa a ser un enemigo tuyo también. Si alguien se atreve a ofender a una persona querida para ti, te apropias del lío y ese alguien ahora tiene que vérsela con dos.

Parece fácil. Sin embargo, no lo es.

Por alguna razón, al crecer te percatas de que no siempre vas a liarte en un problema que no es tuyo. Si existe una guerra, no tienes por qué tomar partido y ejercer tu rol de atacante para cobrar venganza y demostrar tu apoyo. Estar de un lado de esa guerra no es precisamente la forma más adecuada de actuar. Descubrir esto puede enojarte y confundirte. Así pasa.

Verás, si tuvieras una pelea con tu novio y terminas la relación, los amigos que hicieron en común podrían verse en la encrucijada de decidir de qué lado se quedan. Sería hasta cierto punto injusto. Ellos no han tenido la pelea. ¿Por qué habrían de elegir a quién le hablarán a partir de ahora? Si entre ellos hay cariño y amistad. ¿Por qué tendrían que elegir sólo a uno de ustedes?

Cuando un matrimonio se termina, ¿los hijos tendrían que elegir un lado? ¿Sería imprescindible exigirles que sólo tuvieran relación con mamá o papá, y que nunca más volvieran a ver al otro? No parece adecuado solicitarles tal cosa, pues a ambos los quieren y su relación es diferente a la que tienen ellos como expareja. Entonces, eso de tomar un lado no es tajante ni forzoso.

Si emprendemos una batalla hacia otra persona, definitivamente vamos a querer aliados. Nos encargaremos de difamar al enemigo, de mostrar con evidencias el daño que hizo y lo desgraciado que es. Uniremos a otros a nuestra causa y exiliaremos de la sociedad al ser en cuestión. Para eso, claramente, sirve elegir un lado. Sin embargo, desde una percepción madura que actúa desde el perdón y la objetividad, es posible que nos sorprendamos al notar que los demás no tienen por qué despedirse de una persona que te hizo daño a ti. Si eres justo, respetaras las relaciones que tienen los otros con ella y te beberás el trago amargo del egoísmo.

No tomar un lado no significa que no emitas un juicio sobre el comportamiento de otra persona. Definitivamente puedes concordar con la idea de que en efecto "le hizo daño", pero no implica que tú te alejes como lo hará el que ha sido lastimado. Tal vez abogues por la persona y trates de hacer entrar en razón al otro, pero no significa que tú tengas que mantener la misma distancia y dejar de quererle también.

Existe la lealtad hacia una persona. ¿Pero qué implica ser leal? ¿Ser leal será vivir dependiente de las decisiones de otro, será imitarle? Creo que la lealtad no conlleva romper lazos sólo porque otro los ha roto también. Hacerlo sería incluso olvidar la propia conciencia, el criterio propio y coartar la libertad. Considero que tomar partido requiere más reflexión y voluntad que sólo dejar de hablarle a alguien porque te lo piden. Necesariamente requiere de un proceso de pensamiento que te motive, según tus principios, a actuar de ese modo. De lo contrario, sólo sería muestra de la carencia de la valentía de tomar tus propias decisiones y dejar que otro marque tu camino.

Duele no tener cómplices y defensores cuando alguien te ha lastimado verdaderamente, pero si nos hacemos de "grupos" sólo conseguiremos dividir el mundo. Dicen "divide y vencerás". Se trata de unirnos en solo frente y ser más fuertes. Comprendernos y empatizar son verbos que nos pueden ayudar a levantarnos. Finalmente, la recuperación de nuestra integridad perdurará más si ha sido forjada con nuestras propias manos y nuestro propio esfuerzo. Si nos reconstruimos a partir de la destrucción del otro, ¿de qué victoria podremos vanagloriarnos?

Se trata de otorgarle libertad a nuestros allegados de tomar sus decisiones sin influenciarse por lo que nos han hecho. Creer que en sus corazones encontrarán la sabiduría para amar al que han lastimado, sin dejar de amar al que hizo daño.

Así podríamos ser más grandes de corazón. Así podríamos crecer y como todo proceso de crecimiento: va a doler, pero valdrá la pena.


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