Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


miércoles, 28 de mayo de 2014

Estar de malas


Estar de malas es una sensación incómoda y estresante que nadie quiere experimentar y aún así "algo" consigue ponernos de malas.

Sentirse así es como tener un radio a cierto volumen y ponerle un amplificador que lo hace escucharse más fuerte. Todo lo que ocurre a tu alrededor se amplifica y te molesta. Las cosas más chiquitas se hacen gigantes; las palabras más suaves se vuelven duras y estás expuesto a librar una batalla en la que pretendes defenderte a través de gritos y ademanes estruendosos.

Cuando estoy de malas tu cara cambia. Sí, cómo estar de malas si no tienes la cara apropiada para la emoción que sientes. Tus ojos se hunden, tu ceño se frunce, tus dientes se asoman, tus músculos faciales se tensan y tu respiración se contrae o se agita abruptamente. Te encorvas, cierras los puños y el aire no fluye placidamente por tus pulmones. Te ves mal.

Lo que le sigue es la interacción peligrosa que mantienes con los que están a tu alrededor. Cualquier roce hará la bomba estallar. Tienes una caldera por dentro que busca expandirse en libertad. Estás a punto de herir al primero que se acerque. Necesitas una víctima, alguien con quien desquitar el horror que llevas por dentro, porque ni tú mismo te bastas para tal fin.

Lo que te parecía tolerable, ese día no lo soportas. Las boberías de diario que te hacen reír ese día te parecen bromas mal gastadas. Las ocurrencias no merecen escucharse y todo puede parecer que te quita el tiempo.

Antes de desahogarte... ¡respira! Ve al baño, busca un lugar alejado de la gente, toma distancia unos minutos, cierra los ojos: ¡mírate! Pareces un monstruo. El enojo es natural, pero no permitas que se apodere de tu vida. Sé capaz de leer el mensaje del que es portavoz y atiéndelo con serenidad, no con agresividad. Estar de malas es una situación que puedes aminorar respirando.

Inhala aire, exhala, inhala y exhala. Perdona el momento y fluye con él. Recupera tu paz interior y suelta lo que te ha hecho estar de malas. Si no sabes la razón, respirando vas a encontrarla. Mírala de frente con todos sus colores y déjala ir. Es momento de avanzar y resolver.

Estar de malas te arrebata el goce de la vida, porque de malas nada sabe bien. La vida es demasiado corta y breve como para amargarla inútilmente. Abre los ojos, relaja tu rostro y toma control de tu respiración.

Estar en paz es lo que más ayuda para manejar el conflicto o lo que te haya puesto así.

Prueba respirar y ya verás.

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