Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


jueves, 22 de mayo de 2014

Escribir para que te lean


Alguna vez un maestro de mi "Taller de Cuentos" dijo que uno escribe para ser leído, que si no planeabas compartir lo que escribías, se quedaba el proceso a la mitad.

Hoy trato de descifrar sus palabras y la intención del mensaje.

Escribir parece terapéutico cuando expresas lo que sientes. Un Diario, por ejemplo, cumple esa misión. Cuentas secretamente tus pensamiento y no esperas compartirlos, al menos no en la forma tan pura que pretende ser un diario. Arrojas las cosas como son para ti, sin filtros e incluso te perdonas una que otra falta de ortografía si es que la velocidad de tu mano retrasa la corriente caudalosa de ideas que brota de tu mente. Es personal e íntimo.

Por otro lado, si por escribir entendemos una construcción de relatos y aportaciones al mundo de las ideas, a la reflexión y al conocimiento, tal vez debamos repensar si es que pretendemos guardarlo para nosotros mismos. Percibo que escribir es inherente a comunicar, expresar y compartir. Es un mensaje escrito que debe ir a algún lado. Sería como hablar con una pared si descartamos a un lector. Incluso el lector replica cuando lee, no se queda callado y busca a su vez comentar con un allegado sobre lo que ha leído. Es un proceso de comunicación tan valioso, que no puede quebrantarse por miedo. Porque... ¿cuál es la razón por la nos quedamos lo que escribimos?

Escribir es un acto en el que te expones. Inevitablemente te das a conocer. Con suerte interpretarán acertadamente lo que has escrito, pero otras veces las personas querrán inventarse la mitad de lo que no has dicho. Estás un poco sometido al juicio del lector en toda tu vulnerabilidad. Puedes hacerlo enfadar o puedes hacerlo odiarte; puedes inspirarle admiración o hacerlo amarte. Lo peor que puede suceder es que no le provoques nada. Indiferencia total. Entonces sí tienes un problema, como en toda relación humana. Sólo recuerdas a las personas que de un modo u otro te sacudieron por dentro, las que no te tocaron, a esas las olvidas. Contactos intrascendentes que borra el tiempo.

Escribir requiere valentía. En tus palabras va tu esencia. Son tus ojos, tu corazón y tus emociones las que llenan esas páginas. Es tu interior asomándose al exterior.

Escribir es también apostar y tener fe en la humanidad, pues dedicas con devoción tu tiempo con la esperanza de que alguien lo leerá. Deja tú el efecto que tendrá en quien lo lea... ya es motivo de celebración si consigues que te lean. No es fácil que alguien se escape de su rutina o disponga de su valioso tiempo para leerte. Si conectas con el lector... eres afortunado.

Esa conexión tuya con otros seres humanos es la que asusta al escritor inexperimentado y quién sabe, puede que al experimentado también. Es parecido a conocer gente nueva y entablar una conversación con desconocidos, así se le parece el escribir para que te lean.

Es emocionante cuando descubres que una persona está ahí, al otro lado, leyendo lo que has escrito. Tal vez la estás tocando... tal vez tengan algo en común con qué identificarse mutuamente.

Tal vez nos estamos conociendo y dejando de ser extraños. Tal vez nos volvamos amigos. Tal vez.

Gracias por leer.

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