Frases

Vive cada día de manera tal, que siempre tengas algo interesante que contar --- Lourdes Glez.


martes, 13 de mayo de 2014

Un recuerdo de ti


Esta tarde, un cielo nublado hace de cómplice de mi humor. Hace un año que fue tu partida. Recuerdo ese amanecer en el que mamá exaltada abrió la puerta para anunciarnos tu repentina muerte. La noticia nos despertó de los sueños y nos golpeó el recordatorio de que la vida es finita. Abrimos los ojos con prisa, el sol apenas salía y en la oscuridad pedimos un breve espacio para llorar.

Hace un año que cerraste los ojos. Te marchaste en silencio y sin hacer ruido te colaste en nuestras meditaciones mientras rezábamos por ti. Sin hacer peticiones ni encargos, te fuiste como quien no debe nada. Rozaste con tus manos la tranquilidad del camino que te esperaba y andaste unos cuantos pasos hasta que la luz te rodeó, y te dejaste ir. Te despediste de este mundo y de nosotros. Te olvidaste de los dolores de esta vida, de las penas, de los momentos que pesan y se desgarran en el arrepentimiento. Te sacudiste lo que sobraba para tu viaje y encontraste la paz que siempre añoraste. En el final te concedieron la calma que luchaste y el descanso que te ganaste.

Lo que sucedió con nosotros fue lo natural. Lloramos, reflexionamos, rezamos y charlamos. Hablamos contigo en el secreto de nuestros corazones, donde esperanzadamente nos escuchabas aunque no estuvieras presente. Te confesamos nuestros sentimientos y arreglamos las deudas pendientes, por si acaso no habían sido saldadas. En el retraimiento nos encontramos con tu voz y resignados, te dijimos adiós.

Ha transcurrido un año desde aquellos diálogos silenciosos y en cada día has estado presente en el recuerdo. Basta con recrear los momentos a tu lado, que aunque pocos, son suficientes para sentirte de vuelta. A veces lamento no haberte abrazado más, a veces lamento no haberte dado más de mí. Supongo que el aprendizaje de aprovechar a nuestros seres queridos en vida lo comprendí tarde, pero a tiempo para corregir mis actuares de hoy hacia las personas que quiero. Me queda el consuelo de que las lecciones de la vida nunca se aprenden tarde... sólo a tiempo. Sólo hubiera preferido que fuera otro quien me regalara esta enseñanza, para poder reivindicarme contigo.

Hace un año... cómo pasa el tiempo. Te llevo con especial afecto en los pasos que doy, en las cosas que pinto y en las palabras que escribo. Después de todo, tu legado de artista corre por mi sangre. Tal vez no seamos un Picasso, Da Vinci o Velázquez, pero sin duda los pinceles se sienten como nuestras manos. Por ese obsequio que atesoro de tu recuerdo, en cada pincelada y en cada línea que trace con carbón, te agradezco por vivir como viviste, y abrirme las puertas del camino que hoy ando yo.

Gracias.

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